Príncipe japonés llegó a Brasil, para celebrar 120 años de relaciones entre ambos países

La presidente brasileña, Dilma Rousseff, recibió ayer en el Palacio de Planalto al príncipe Akishino de Japón, quien realiza una visita a esta nación para conmemorar los 120 años de las relaciones bilaterales.

El hijo menor del emperador japonés y su esposa, Kiko, llegaron a Brasilia, tras recorrer varios estados y reunirse con la comunidad de inmigrantes del país asiático, la mayor de ciudadanos de ese territorio en el exterior.

El visitante encabezó junto con el líder de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, un acto conmemorativo por los 120 años de los vínculos diplomáticos bilaterales, celebrado en la sede del Congreso Nacional. La ocasión fue aprovechada por Cunha para pasar revista a la historia de los nexos entre ambas naciones, iniciados en 1895, y destacar la contribución japonesa en este país.

A través de su cuenta en Twitter, la mandataria brasileña saludó también el más de un siglo de relaciones diplomáticas con Japón, con el cual se mantienen lazos de amistad y cooperación: «Deseo al pueblo, al gobierno y autoridades de Japón mucha prosperidad y paz. Abrazo a todos los brasileños que viven en Japón», escribió Rousseff al señalar que ambos territorios construyen juntos un futuro más prospero.

Antes de llegar la víspera a esta capital, Akishino, quien estuvo en Brasil en 1988, visitó además los estados de Paraná, Mato Grosso do Sul, Pará, Río de Janeiro y Sao Paulo, donde fue recibido por los respectivos gobernadores.

Según fuentes oficiales, la nación asiática es el principal socio comercial de Brasil en América Latina y sexto a nivel mundial.

Empresas de ambos países participan en proyectos conjuntos de desarrollo en las industrias naval, automotriz, de energía y en el sector agrícola, entre otros.