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El diputado provincial Ariel Ruarte, del Frente Unidos y Organizados (Fuyo), consideró que «hay que hacer todo lo que se pueda» desde el punto de vista jurídico para intentar revertir el fallo de la Corte que benefició con el 2×1 a represores condenados, aunque «la verdadera forma de modificar algo tan dañino y grave para la historia argentina va a ser militando en la calle». En diálogo con El Submarino Radio (91.5), se refirió además al repudio que este jueves votó la Legislatura de forma unánime: «En política, uno no deja de sorprenderse».
Junto al titular del bloque del Fuyo, Juan Manuel Esquivel, Ruarte impulsó en la Cámara provincial un proyecto de resolución para repudiar el fallo. Pensaban que “tenía destino de Comisión”, como ya había pasado con otras iniciativas similares. Sin embargo, la Legislatura en pleno y por unanimidad terminó aprobando un proyecto similar que presentó la diputada Mariela Ortiz, del bloque Eva Perón.
“En política, uno no deja de sorprenderse”, dijo Ruarte, y repasó: “Nosotros habíamos impulsado el año pasado resoluciones en contra de las declaraciones de funcionarios del gobierno nacional que nos habían aplicado el 3×1 bajando la cifra de 30 mil desaparecidos a 10 mil, y nos hicieron el 2×1 con la teoría de los dos demonios, cuando todos sabíamos que lo demoníaco fue el Estado represor que pasó por encima a los derechos humanos”.
Con esa experiencia, los diputados del Fuyo pensaron que este pedido de resolución “tenía el destino de ir a comisión hasta que pasara el tiempo y ya nadie se acordara”.
Pero no fue así. Si bien el proyecto que se aprobó fue el de la diputada Ortiz, Ruarte destaca la importancia de que la Legislatura haya tomado posición.
Ruarte, quien es además abogado querellante en juicios de lesa humanidad, analizó el fallo de la Corte en un contexto más amplio: “Ya nos venían haciendo cambios de sustancia, y le venían quitando el precio al enorme dolor que provocaron a través del genocidio y la violación de derechos, para que esto tenga cierta apariencia de legalidad”.
Y enumeró: “Le pusieron un marco demoníaco a los organismos de derechos humanos, el ministro de Justicia recibió a Cecilia Pando y a sectores que apoyan la libertad de los genocidas condenados”.
“Entonces uno se da cuenta de que se venía armando algo, en el sentido de favorecer a los represores”, concluyó.
De todos modos, el fallo de los supremos fue inesperado. “Uno se podía imaginar que venía por el lado de la domiciliaria, pero la utilización del 2×1, que trata como criminales comunes a criminales de lesa humanidad, realmente es nefasto”, sentenció Ruarte.
Explicó que la sociedad, al aplicar condenas según el derecho penal, está penando no a las personas sino a las conductas, y que las conductas de un crimen común no son las mismas que un crimen de lesa humanidad.
La diferencia, detalló, es que estos últimos “tienen una maldad detrás, una sustancia verdaderamente grave, entonces como sociedad no podemos permitir que sean tratados como delitos comunes”.
“Es distinto un homicidio común a un homicidio en un contexto de genocidio, porque el represor que mataba no tenía a nadie que lo controlara, sabía que no iba a ser perseguido ni a tener sanción, porque ellos eran el poder supremo, y las víctimas no tenían a quién recurrir”, describió, y agregó: “En ese marco es que no tuvieron límites, hicieron lo que quisieron, pasaron por encima de los derechos y de la dignidad mínima. Y eso merece una sanción”.
-Tratándose de un fallo de la Corte, ¿qué se puede hacer para revertirlo, además de repudiarlo?
-El movimiento en la calle y la presión política son muy importantes, porque no pueden hacer lo que están haciendo. Desde lo jurídico hay que hacer todo lo que se pueda, pero la verdadera forma de modificar algo tan dañino y grave para la historia argentina va a ser militando en la calle, marchando, sabiendo que estamos defendiendo el contrato mínimo que tenemos, que son los derechos constitucionales, el derecho a la justicia. Y también hay que recurrir al plano internacional, porque Argentina tiene convenios por los cuales debe responder ante el mundo, más allá de que hace poco en un fallo la corte avanzó en su atropello al decir que no eran aplicables las resoluciones de organismos internacionales dentro de la Argentina. Como sea, en este fallo hay injusticia, no nos van a convencer de que está bien, no es justo, nos molesta a todos y no van a encontrar herramientas para que las personas comunes podamos sentirnos cómodas.
