El expresidente de Estados Unidos Donald Trump cumplió en la noche de este jueves su anunciada entrega a la policía del estado Georgia, donde está procesado bajo la acusación de haber intentado alterar los resultados de las elecciones de 2020, y quedó en libertad bajo fianza tras pagar 200.000 dólares.
En un trámite que duró menos de media hora, Trump fue fichado en la cárcel del condado de Fulton, en la ciudad de Atlanta -capital de Georgia-, donde se constató que mide 1,92 metros y pesa 97,5 kilogramos, y se le tomó la fotografía de rigor para el prontuario, informó el sheriff Patrick Labat, según la televisora CNN.
Tras el trámite, la caravana de autos que acompaña al exjefe de la Casa Blanca fue de inmediato hacia el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta para que el exmandatario regresara a Nueva Jersey.
El magnate, que siempre denunció que todo es una maniobra para frustrar su candidatura a otro mandato en 2024, fue puesto en libertad condicional después de una breve detención y del pago de una fianza de 200.000 dólares, pactada por sus abogados con la Fiscalía.
La llegada del expresidente a la sede policial y prisión de Atlanta fue acompañada por un fuerte operativo policial y acordonamiento de la zona, que impidió el acceso al complejo carcelario mientras duró el procedimiento.
El fichaje incluyó la impresión de sus huellas dactilares, las dos clásicas fotografías de frente y perfil, el escaneo ocular para la identificación biométrica y algunos datos personales.
Trump ya había sido fichado por la Policía al ser inculpado este año en otras tres investigaciones penales en los estados de Nueva York y Florida y en Washington, pero no se le había tomado una foto policial.
Estás imágenes, entonces, lo convierten en el primer expresidente de Estados Unidos en ser fichado con foto.
A diferencia de esas ocasiones, además, en este caso su aparición no incluyó una comparecencia en una corte ante una autoridad judicial.
Según acordaron los defensores de Trump con la Fiscalía, no podrá utilizar sus redes sociales para referirse al resto de los acusados.
El millonario de 77 años fue inculpado este mes por la fiscal de distrito del condado de Fulton, Fani Willis, que lo acusó de intento de alterar los resultados en Georgia de las elecciones que en 2020 perdió con el presidente Joe Biden, que ganó en ese estado clave.
Biden buscará su reelección en los comicios de noviembre de 2024.
Otros 18 allegados también fueron procesados junto al expresidente en virtud de una ley vigente en Georgia sobre la delincuencia en banda organizada que se suele usar contra las pandillas y prevé penas de entre cinco y 20 años de prisión.
El día de la acusación, Willis dijo que los 19 imputados tenían hasta mañana para entregarse.
Varios de ellos ya se presentaron voluntariamente ante las autoridades de Georgia, entre ellos el exabogado de Trump y exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, que lo hizo ayer.
El abogado Steven Sadow, especializado en derecho penal y muy conocido en Georgia, anunció hoy que había sido contratado por Trump para este caso.
«He sido contratado para representar al presidente Trump en el caso del condado de Fulton, Georgia», dijo en un comunicado.
«El presidente nunca debería haber sido acusado. Es inocente de todos los cargos que se le imputan. Esperamos que el caso sea desestimado o, si es necesario, que un jurado imparcial y de mente abierta declare al presidente inocente», agregó.
CNN dijo que una fuente cercana a Trump le confirmó que Sadow reemplazará al abogado que hasta ahora representaba en este caso de Georgia al expresidente y candidato a la reelección en 2024, Drew Findling.
La investigación comenzó por una llamada telefónica de enero de 2021 -cuya grabación se hizo pública- en la que Trump pidió a un funcionario local de Georgia que «encontrara» unas 12.000 boletas a su nombre que le faltaban para ganar los 16 electores de Georgia.
Un gran jurado reunido en Atlanta aprobó la inculpación el 15 de agosto pasado después de que los testigos convocados por la fiscalía declararan durante toda la jornada.
La fiscal Willis fue quien creó este panel de ciudadanos con poder para investigar si había pruebas suficientes para acusar a Trump, en particular por fraude e interferencia electoral.
Este caso añade un nuevo frente judicial a los tres que tenía el exmandatario, inmerso en la campaña para las primarias del Partido Republicano, en las que aparece como favorito.
Un fiscal especial de Washington inculpó a Trump este mes de múltiples intentos de alterar el resultado de las elecciones de 2020 a nivel nacional en las semanas previas a que cientos de sus seguidores atacaran el edificio del Congreso en Washington para intentar frustrar el procedimiento legislativo de certificación del triunfo del demócrata Joe Biden.
En otra causa que se instruye en Miami, Florida, un tribunal federal lo acusó en junio de «retención de documentos clasificados» y «obstrucción de una investigación federal» por haberse llevado documentos oficiales de la Casa Blanca al dejar la presidencia.
En marzo, un gran jurado del estado de Nueva York lo acusó de fraude fiscal en relación al pago de dinero a una actriz porno para que guardara silencio sobre una relación extramatrimonial, de modo de no perjudicar su candidatura en 2016.