Zaffaroni sobre la Corte y los presos políticos: «Está en peligro toda la institucionalidad del país»

Por Eugenio Raúl Zaffaroni*. Querida Milagro, una vez más te pido disculpas en nombre del Derecho. Hablamos del derecho, pero ¿para qué sirve? Alguna vez te lo dije, cuando te vi presa. En este momento mi palabra representa también la de otros colegas, y no puedo dejar de mencionar a otro que te visitó varias veces, que te defendía a capa y espada, que es Julio Maier, que ya no está con nosotros. Asumo la palabra también en nombre de él.

Quedó claro por qué estás presa: porque hiciste lo que hiciste. Y eso toca intereses. ¿Y por qué está preso Boudou? Porque desarmó el negocio de las AFJP.

Cuando se tocan intereses pasan estas cosas.

Matías [Duarte] acaba de sintetizar la cuestión judicial. Un escándalo en el poder judicial de Jujuy. Diputados que votan la ampliación al rato los nombran jueces del Superior Tribunal. Los fiscales nombrados por el procurador que es nombrado por el gobernador. Ahora está proponiendo al que era ministro de Seguridad cuando te metieron presa.

Teóricamente, conforme a nuestra Constitución, tendría que intervenirse la provincia de Jujuy. Lo dice claro: si no se garantiza la independencia del Poder Judicial, eso es motivo de intervención federal.

Pero no se hace.

Yo puedo hablar del lawfare en mi país, de lo que sucedió con el régimen de no derecho de la dictadura boliviana, pero no puedo hablar más, por razones profesionales y ocupacionales. Pero me basta con estos ejemplos y con lo que pasa en la República Argentina.

Estamos en una seria crisis de institucionalidad, no nos llamemos a engaño. No se trata meramente de 60 presos políticos. Eso representa algo que está afectando directamente a toda la institucionalidad directamente.

Conocemos los procedimientos, la clonación de procesos, procesos medio nebulosos. Y si queda nebuloso el supuesto fáctico, entonces puedo clonar y fabricar diez calificaciones distintas y armar diez procesos distintos. También puedo armar tribunales.

Esto también sucedió en lo federal. Se armaron tribunales en una especie de ajedrez. Y nuestra Corte Suprema dijo que volver a esos jueces a las funciones que tenían y que por decreto del Poder Ejecutivo se los pasó a otro cargo para el cual no habían concursado ni tenían acuerdo de nadie ni habían sido nombrados constitucionalmente, esto sí era de gravedad institucional y les permitió el per saltum.

Raro.

Pero ahora, Milagro, mirá lo que pasa con la Corte Suprema. Qué hizo esta Corte, qué acaba de hacer.

Matías, ¿vos tenés esperanza de que pase algo con la queja [presentada en la Corte por la defensa de Milagro Sala]? Quizás, solo si quieren dar una de arena y otra de cal. Pero lo dudo.

Esta Corte, ante una sentencia nula porque había un testigo comprado, al que le compraron un hotel, porque escucharon y grabaron subrepticiamente las conversaciones de los abogados con los procesados en la cárcel, la Corte dijo ‘no me interesa’ y dejó firme la sentencia [a Amado Boudou].

Cuidado, nadie me contó estas cosas que estoy diciendo. No. El macrismo hace unas cosas extrañas, y está acreditado en un instrumento público, hay un acta que le da un hotel al testigo y a su mujer un gimnasio. Y además, insólitamente, se firmó un acuerdo entre servicios de inteligencia y el Servicio Penitenciario para grabar las conversaciones de los abogados y los presos.

Es una locura. Es como si alguien quiere violar a una mujer y llama a un escribano para que le labre un acta.

Estamos frente a una crisis institucional muy seria. Más allá de las personas, hay un problema institucional. Tenemos una república donde tres personas, las que hacen mayoría de una Corte de cinco, pueden decidir parar una ley del Congreso, un decreto del Poder Ejecutivo e incluso cualquier obra pública.

¡Tres personas! ¿Qué concentración de poder es este? ¿Qué absurdo institucional es este?

Yo me pregunto si esto es republicano. Pregunto a los que se llenan la boca con la palabra ‘república’. ¿Qué país civilizado, más o menos democrático del mundo, tiene tres personas con semejante poder?

Nosotros.

Nuestros juristas que comentan la Constitución dicen que es lo mejor que tenemos. ¡Es una porquería! Tiene 160 años de antigüedad, remendada a las apuradas en 1994.

Esta es la institucionalización que tenemos, la que permite los 60 presos políticos, la que permite que vos estés presa, Milagro.

Claro que tenemos que tener una pelea política; tenemos que prepararnos mucho más. Y vos estás preparada.  Son 500 años de lucha contra el colonialismo y hoy seguimos en eso. Contra una forma nueva de colonialismo, no la tradicional.

Clarín y La Nación son partidos políticos. Asumen la función de partidos. Es como el partido que fundó Hitler, aunque hoy no viene con cruces gamadas ni camisas pardas. Pero son partidos políticos. Uno abre la televisión y ve un político en campaña. Generan las candidaturas de los nuevos virreyes, hacen sus campañas electorales y los entronizan.

Eso es lo que permite nuestra Constitución. Permite que esta Corte, a una sentencia nula según cualquier derecho de cualquier país, diga ‘no me interesa’. Ni la abre ni la lee. Y lo dijeron los cinco.

Yo creo que se rompió el termostato. Estamos en un punto de inflexión, de crisis. Está en peligro toda la institucionalidad del país. No sé si alegrarme porque se llegue a este punto. Sería hipócrita decirlo. No me alegro. Pero por lo menos las cosas quedan totalmente en claro.

Ahora, desde la cúpula misma del Poder Judicial, ya no por omisión sino por acción, se patrocina el lawfare.

No es la primera vez que pasa esto en la Argentina. Procesaron a Yrigoyen, a Perón. Pero ahora usan métodos distintos. De toda la historia de nuestra Corte Suprema, con sus luces y sombras, en distintos momentos, esto que pasa ahora no me lo explico más que como resultado de lo que maneja este nuevo colonialismo.

Porque la vieja Corte, esa que echó Perón en 1947 con un juicio político, conservadora, de la oligarquía, operaba por razones ideológicas. Y uno a las ideologías las puede combatir, las puede discutir. La Corte menemista de la mayoría automática operaba en consonancia con el neoliberalismo de Cavallo, etcétera, pero no metió preso a nadie, no condenó a nadie.

Estos, ¿a qué responden? ¿Por qué hacen esto?

No tienen ni siquiera la justificación ideológica. Porque seamos sinceros: este colonialismo actual, tardocolonialismo, como lo llamo, no opera con ideología sino con mera publicidad. Lo que hay detrás, desde el hemisferio norte, es un poder financiero transnacional de carácter criminal.

Es una macrocriminalidad organizada. La economía financiarizada es eso. Comete macroestafas como la del 2008, extorsiones como con los holdouts, explotación de trabajo esclavo a distancia por tercerización, financia golpes de estado, lleva adelante guerras falsamente preventivas o supuestamente humanitarias, y comete ecocidios. Y tiene un enorme aparato de encubrimiento por receptación, que son todos los refugios fiscales que todos sabemos donde están y reciclan el dinero de las criminalidades organizadas del planeta.

Esa macrocriminalidad organizada, a través de los partidos políticos mediáticos y monopólicos, nos monta los candidatos a virreyes que se apresuran a vaciar nuestras economías, a privatizar los servicios y a contraer deuda. Deuda cuyo cobro se somete a jurisdicción de los prestamistas. Han desaparecido en la Argentina 86 mil millones de dólares y solo nos quedamos con la deuda. Esto es una macroadministración fraudulenta.

Estamos defendiéndonos frente a una criminalidad altamente organizada y planetaria.

Claro, Milagro, que tenemos que prepararnos. Pero vos tenés el bagaje de tácticas culturalmente acumuladas de supervivencia y resistencia de 500 años. Y eso te da la fuerza. Contagianos esa fuerza y sigamos adelante.

* Transcripción de la intervención del ex juez de la Corte Suprema y actual integrante de la Corte Interamericana de Derechos Humanos el jueves pasado, en la Conferencia Internacional por la Libertad de Milagro Sala, organizada por la Asamblea de Ciudadanos Argentinos en Francia (ACAF). Con la participación de Sala y el exvicepresidente Amado Boudou, estuvieron además el presidente del Parlasur Oscar Laborde y Matías Duarte, integrante del equipo de abogados de Sala. 

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