Pensar la Manka Fiesta: memorias, folklore y subsistencia

Por Manuel Choque Corbacho

Las ferias son lugares de encuentro, forma parte de diversos procesos de circulación de bienes y servicios. En ella convergen distintos tipos de relaciones (sociales, económicas, turísticas, etc.)  por lo tanto, han sufrido transformaciones en todo su desarrollo a través de tiempo.

En Jujuy, estas ferias o “encuentros” comerciales y de intercambio son también “lugares de memoria” forjadas en los sectores populares y por la necesidad de satisfacer necesidades. Este sentido, la Manka Fiesta, forma parte de los diversos puntos de encuentro que congrega región surandina.

Desde mediados del S. XIX han existido circuitos mercantiles que conectaron al norte argentino. Uno de ellos, es el que conecta al sur boliviano, del cual los puneños de Jujuy son herederos. Este circuito se centraba en la provisión de ganado mular, caballar y vacuno a los centros mineros y urbanos del sur de ese país, y a través de rutas comerciales tradicionales; conservaba un modelo de circulación mercantil similar al colonial (Conti, 2003).

Eso sí, esto fue cambiando con el correr del tiempo: nuevos medios de transporte y mejor acceso a las rutas provinciales y nacionales que pronto reemplazaría –no en su totalidad- al caravanero y el transporte de animales, el problema del dinero en relaciones donde antes se desarrollaba el intercambio, trueque o cambalache, la introducción de mercaderías que están más relacionadas con el entretenimiento y la moda que con la adquisición de bienes de subsistencia.

abra pampa feria pascual

Cada tercer fin de semana en octubre la Fiesta de la Olla o Manka Fiesta congrega a cientos de comerciantes y productores en La Quiaca. Siguiendo a la antropóloga Lucila Bugallo (2008) quienes participan en la fiesta son: “sococheños de Bolivia (de Sococha, lugar que también denominan la quebrada de Bolivia), puneños y vallistos argentinos. Los puneños llevan: chalona, carne fresca (abiertos), cueros y lana; la gente de Yavi Viejo y de Sansana, lleva también productos agrícolas. Los vallistos llevan principalmente papa, papa semilla, oca, maíz, objetos de madera.

Entre los bolivianos hay diferentes grupos: están los que cambian y venden ollas, los que tienen verdura fresca, frutas frescas y secas (higos, duraznos, manzanas), chipas de fruta, maíz, papas, harina, plantines, y hay puestos de productos para ofrendas, remedio, curandería, etc. (tinturas, yuyos, huevos de suri, suyitos, piedras, estrellas de mar, etc.) Otros productos que se ven en esta feria son: cañas para techar, canastos, harinas de diverso tipo, maíz, plantas medicinales, cayotes, lechuga, cabos para hachas y picos. Hay también puestos que venden sombreros, otros que sólo venden ojotas bolivianas; vendedores ambulantes de cueros trenzados (chacoñas, lazos, rebenques), de diversos objetos, como frazadas industriales”.

Este tipo de prácticas, como se advirtió al principio, son “lugares de memoria”: ya desde tiempos prehispánicos y coloniales. La movilidad de bienes de una región a otra forma parte de la articulación de diversas zonas ecológicas (puna, quebrada, valle y yunga) y, por lo tanto, de los productos que en cada lugar se puede conseguir. Con esto, las ferias evocan también memorias pasadas, “cuentan historias”.

Hoy, esta feria, como muchas otras de la región, se convirtieron en “Fiestas” locales, folklorizadas mediante un proceso de apropiación del Estado convirtiéndolas en “eventos culturales”, por ende, en turísticos. La venta desde camionetas ahora se hace por puestos asignados por el municipio –previo pago de impuesto- logrando de esta manera limitar la participación de quienes llevan sus productos a la Manka.

Un poblador de Abra Pampa decía: “ahora algunos artesanos no pueden participar de la fiesta por los precios, cuando estos, son los que inventaron la fiesta”.  Una vez que los productos se acaban, la feria terminada, su duración era indistinta. Hace varios años, el municipio decretó que la extensión de la feria durara ocho días, priorizando la venta antes que el intercambio.

¿Es solo un evento, una Fiesta? ¿Sirve de algo pensar la Manka? En tanto haya mercadería que es “para el cambio” –usando la jerga- las posibilidades de memoria son muy diversas, por lo tanto, muestran, descubren los sentidos y conflictos que las ferias, nuestras ferias, esconden.

Referencias: Bugallo, Lucila. “Años se manejaba el cambio y ahora el billete. participación de poblaciones de la Puna de Jujuy en ferias e intercambios entre los siglos XIX y XXI”. 2008.

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