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Los gobiernos de Brasil y China presentaron este jueves una hoja de ruta para poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania, luego del encuentro que sostuvieron en la noche de este jueves el canciller del país asiático, Wang Yi, y el asesor especial de la Presidencia de Brasil y excanciller, Celso Amorim.
El texto fue divulgado por la oficina del presidente brasileño Luiz Inázio Lula da Silva. Contiene seis puntos y hace hincapié en que el diálogo y la negociación política son la única solución viable al conflicto, iniciado tras el golpe de Estado en Ucrania (o Euromaidán, en febrero de 2014) y los posteriores ataques de nacionalistas ucranianos y las FF.AA. contra la población de origen ruso del Donbás, al este de Ucrania.
La propuesta recomendó celebrar una conferencia internacional de paz reconocida por las partes, con participación igualitaria de ambas naciones y una discusión justa sobre los planes de paz.
Además, subrayó la necesidad de desescalar los enfrentamientos armados, crear condiciones para retomar el diálogo, aumentar la ayuda humanitaria, evitar ataques a infraestructuras básicas y a civiles, proteger de manera especial a sectores como mujeres y niños, e impulsar el intercambio de prisioneros de guerra.
La hoja de ruta elaborada por Brasil y China rechazó enfáticamente el uso de armas de destrucción masiva, como biológicas, químicas y nucleares. Sobre estas últimas, en particular, instó a evitar su uso por todos los medios y evitar una crisis nuclear.
También se opuso a los ataques a centrales nucleares, en los cuales incurren las FF.AA. ucranianas de manera frecuente al bombardear o atacar con drones la central atómica de Zaporizhia, en la región homónima, ahora incorporada a Rusia.
El esfuerzo de Brasil y China por allanar el camino a la paz entre Rusia y Ucrania -que es utilizada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para agredir a Moscú- precede a una supuesta conferencia de paz organizada por Occidente para el 15 y 16 de junio próximos en Suiza, a la cual el país anfitrión no ha invitado a Rusia, como ha denunciado el presidente Vladimir Putin.
Brasilia y Beijing han dejado claro que se oponen a la división del mundo entre bloques políticos o económicos, cuando urge promover la cooperación y la integración.
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