Darío Ríos es docente titular en la escuela 43 de Quichagua, departamento Cochinoca, a unos 100 kilómetros de Abra Pampa y unos 300 de la capital provincial. El suyo es uno de los establecimientos rurales que corren peligro de desaparecer en el marco del plan encarado por el Ministerio de Educación que se conoció en los últimos días a través de las resoluciones 675 y 2914.
El proyecto consiste en recategorizar las escuelas en función de, principalmente, la matrícula. Las más afectadas son las rurales, donde asisten unos pocos alumnos que no tienen otras opciones. En total, con distintas modalidades, hay cerca de un centenar de establecimientos que estarían cerradas para el ciclo 2025.
A la escuela 43 de Quichagua albergue anexo, ubicada a casi 3500 metros de altura, concurren cinco alumnos, de los cuales uno egresa este año. «Para el año va a haber cuatro, y como no hay niños de inicial, es muy probable que esta escuela no tenga proyección, porque no tiene ingresantes. Entonces es posible que la nucleen», explicó Ríos en diálogo con El Submarino Radio (FM Conectar 91.5). La «nuclearización» se trata, esencialmente, en reagrupar a los alumnos y disminuir así el número de establecimientos.
El maestro contó que él mismo tiene que caminar dos horas para llegar al cruce donde pasan los vehículos. Es lo que caminan también los chicos. Si se concreta la nuclearización, que sería con Aguas Calientes o Miraflores, tendrían que caminar otras dos horas- «O sea que los niños se van a tener que levantar a las 4 de la mañana para llegar a las 8 a la escuela. Es ilógico. Es una falta de respeto a las comunidades originarias», afirmó.
Los docentes no solo están defendiendo sus escuelas ante la posibilidad de que las cierren. Las defienden en el día a día. Por ejemplo, pagando de su bolsillo el servicio de internet o haciendo tareas que no son específicas de su rol. Ríos detalló: «Mi escuela en todo el año no tuvo internet. Si en estos momentos yo estoy comunicado contigo y me puedo comunicar con la supervisora, con la ministra o con mi familia, es porque los docentes nos organizamos y hemos pagado una antenita, y gracias a eso el pueblo, la comunidad y la municipalidad también tienen internet».
«Tenemos un solo portero desde hace años, cuando necesitaríamos tres -continuó-. Los docentes realizamos tareas de cocina, de limpieza, servimos y atendemos a los alumnos porque no hay personal de servicio».
También se hacen cargo de comprar materiales didácticos, porque los recursos que debe enviar el Ministerio de Educación no llegan a las escuelas. Y si llegan, no alcanzan. Ríos detalló: «En todo este año no se nos ha pagado lo que venía para materiales. Cuando se reintegró el Fonid, no se actualizaron los montos; entonces vienen con un desfasaje muy grande».
«La inflación nos sobrepasó a todos, nos ha destrozado. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos, reciclamos. Así estamos llegando al fin del año lectivo, con el corazón, la predisposición y la vocación de cada docente», describió.
Tiempo atrás, Ríos daba clases solamente en la escuela 127 de Cusi Cusi. Luego comenzó a trabajar trabajando en la 43 de Quichagua, y de inmediato se le asignó un cargo compartido con la 243 de Aguas Calientes. «Esa es la forma que tiene el gobierno de no poner otro docente y así se van recortando los gastos de Educación», explicó.
«Yo tengo más de 20 años en la puna y también he trabajado en escuelas de frontera. Cuando me jubile, mi cargo de albergue anexo y jornada completa va a desaparecer, como están desapareciendo muchos cargos», advirtió.
La preocupación es por la continuidad del servicio educativo para todos los niños y niñas en edad escolar. Ríos afirmó: «Los niños de la puna, los del ramal o las yungas, de cualquier parte de la Argentina, tienen derecho a tener un docente, una educación de calidad y eficaz».
«Ellos dicen que buscan que las escuelas y la comunidad educativa toda, en general, trabajen de una manera más eficiente. Pero buscan la eficiencia del sistema por medio del recorte», comentó el docente.
En este sentido, planteó: «¿Por qué no se fijan en el Ministerio de Educación para el recorte? Ahí meten a toda su gente cada vez que hay una elección. Es muy grande la cantidad de empleados que tiene Educación que ha metido la política. Aquí contacto mata currículum».
La situación actual encendió las alarmas, pero no sorprendió. Ríos remarcó que «esto forma parte del ajuste a nivel nacional» y recordó que «son políticas educativas que se venían llevando a cabo con el gobierno de Morales y ahora con Sadir que van en contra de la docencia, en contra de la comunidad educativa».
El rol del sindicato
Los y las docentes de los niveles inicial y primario están representados por la Asociación de Educadores Provinciales (ADEP), el sindicato que el próximo 11 de diciembre renovará sus autoridades en elecciones. Buena parte de los maestros y maestras están disconformes con la actuación del gremio frente a estas medidas del gobierno provincial.
Para Ríos, estas decisiones se enmarcan en «un plan siniestro que está llevando adelante este gobierno con el apoyo de ADEP».
«Es por eso que nosotros, como docentes que tenemos las mismas problemáticas y no llegamos a fin de mes, intentamos por diferentes medios hacer conocer nuestra realidad y lo que están viviendo nuestros niños en la escuela», señaló.
-¿Se sienten abandonados por su sindicato?
-Sí. Como decimos en el campo, nos sentimos guachos. Guachos de mama, de tata, de ministra y de supervisores. Porque en este momento la política educativa y la bajada de línea no son en apoyo al docente ni tampoco a la comunidad educativa. El Estado y el gremio, que nos tiene que respaldar, nos dejó solos.
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