cortina de humo

Cortinas de humo Por Carlos Santillán

cortina de humoNadie quiere violencia. Queremos vivir en paz. Mi mayor satisfacción es ver a mis nietos felices. Esta ha sido la lucha de nuestra vida.

No otra. Pero hoy se quiere ocultar el nudo del problema. Decretan que el principal problema social de nuestros días es la violencia de los trabajadores. Hay inseguridad, delincuencia y mafias. Pero en vez de eso, hablan de “anarquía”, creando un nuevo fantasma para agrandar los miedos del imaginario popular.

 La violencia que hay en Jujuy no nació durante las últimas elecciones del SEOM. Estaba desde antes. Podemos analizar diversas causas. Pero nadie puede discutir que la violencia que exterioriza un manifestante se alimenta de la otra violencia arraigada en nuestra sociedad, de la injusticia social, de la exclusión, de la criminalización de la protesta, de la ley antiterrorista, que es la antesala de un estado militarizado.

 Porque se están haciendo ensayos, y en Jujuy también, no sólo con cámaras que filman nuestra vida cotidiana, bajo el argumento de brindar seguridad, sino con la infiltración, el espionaje y la persecución de los que luchan y reclaman.

 Todo esto responde a una planificación. Mientras tanto, la droga sigue avanzando, la delincuencia, el crimen organizado, aunque hayan pasado 30 años de democracia. Las cosas estructurales no se discuten, sino sólo las coyunturales.

 Nosotros asumimos, en su justa medida, la responsabilidad que nos cabe como dirigentes sindicales. Pero es responsabilidad del gobierno resolver lo anterior. Y no lo hace. Para cierto sector, Jujuy es sólo una comarca a la que hay que gobernar como tal. Por eso, el enriquecimiento de pocos a costa de muchos, es una enfermedad crónica que lacera las espaldas de nuestro pueblo.

 Salen a hablar de la paz. Pero hay mucha hipocresía en esto. La paz se logra con desarrollo humano. También denuncian falta de “razonabilidad”, cuando eso que llaman “razonabilidad” es lo que abrió las puertas de la precarización, es lo que ha provocado una parálisis en el progreso del trabajador, una amansadora perpetua ante autoridades que nunca tienen tiempo para atender los justos reclamos de los compañeros, una “razonabilidad” que sólo conduce a acuerdos que son una burla para la dignidad de la gente.

 Dejemos de victimizar al poder. Dejemos de hacerlo aparecer al poder como indefenso frente a una supuesta “anarquía” gremial. El gobierno tiene los recursos y medios para ir respondiendo a las necesidades de la gente.

 ¿Quieren vivir en una sociedad civilizada? Contribuyan con acciones. A la larga, son peores las cortinas de humo que nos quieren hacer creer que estamos en el paraíso, que el humo de las gomas que sale de una manifestación municipal.

 Que cada uno asuma su responsabilidad, especialmente aquellos que están desde hace años enquistados en espacios de poder.

 No atribuyan a los gremios esta supuesta “incapacidad” para la paz. Busquen los motivos en años y años de injusticias en Jujuy. No invisibilicen las luchas sociales ni las estigmaticen. Son una realidad, aunque para los gobernantes sean incómodas. Den una respuesta a las miles de demandas de los más desposeídos. No se escondan tras esos gruesos muros de concreto y piedra. Que el verdadero poder sea servir al pueblo.

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