El discurso completo de Cristina Fernández tras conocerse el fallo de la Corte

Esta Argentina que hoy estamos viviendo no deja de sorprendernos. Al cepo al salario que le ha puesto este gobierno de Javier Milei, ahora el partido judicial le agrega el cepo al voto popular. Una novedad, realmente.

En realidad, este cepo al voto popular no lo pone este triunvirato de impresentables que funge como una ficción de Corte Suprema. Son tres monigotes que responden a mandos naturales que están muy por arriba. Que nadie se confunda. Es el poder económico concentrado de la República Argentina, queridos compañeros y compañeras. Ese que cuando se produjo el intento de magnicidio a los pocos días tituló «La bala que no salió pero el fallo que sí saldrá». En tapa. Más clarito, echale agua.

¿Saben por qué este cepo al voto popular? Porque no van a cometer el mismo error que cometieron en el año 19, cuando creyeron, después de haber perdido las elecciones de medio término en 2017 y después de esa campaña de estigmatización, de vandalismo sobre mi persona, que estaba acabada.

Un detalle que seguramente a todos se les escapa. Esta causa tiene un cronograma electoral maravilloso. Ahora, un mes antes de la oficialización de las candidaturas en la provincia de Buenos Aires, sacan el fallo.

Lo mismo que hicieron allá por el 19. Ustedes no se acuerdan, pero un mes antes de oficializar las candidaturas a presidente, nos sentaban en el banquillo de los acusados en esta misma causa. De esa manera calculaban que la candidata natural del peronismo, por historia, por gestión y por caudal electoral, iba a estar sentada durante todo el mes y toda la campaña en ese banquillo.

Y les cambiamos el escenario.

Porque si algo tiene que hacer un dirigente es no privilegiar su postura personal y su lugar en una lista. Tiene que hacer lo que hay que hacer para que el partido que nos dio todo lo que somos gane las elecciones. Y yo pienso como peronista.

El poder económico puede tropezar una vez con la misma piedra, pero no dos. Saben que somos los únicos que podemos construir una alternativa cuando esto se desplome. Porque esta tranquilidad del dólar pisado, y de miles de millones de dólares sque siguen tomando prestado y algun día habrá que devolver, anuncian la crónica de una muerte final.

Esto no tiene final feliz. El poder económico lo sabe, que cuando este monigote que tenemos de presidente no le sirva más… (Ojo, lo votaron. A hacernos cargo de las cosas de una vez. Está porque lo votaron. No nos confundamos)… cuando este monigote se caiga, como el otro del norte, el amigo de la motosierra, miren el papelón y el bochorno, estas cosas finalmente estallan.

Cuando esto se desplome, porque cuánto puede durar el endeudamiento serial despiadado, la caída de los salarios y las jubilaciones, la destrucción de las capacidades argentinas, el Conicet, el INTI, el INTA, el Garrahan, las universisdades, la educación… cuando eso suceda, lo que pretenden es que el campo nacional y popular no pueda organizarse.

Esto es un triunviro que ejecuta órdenes superiores.

No nos engañemos. A nadie debería llamar la atención.

Quiero hablar con los que no vivieron aquello. Díganme si no es una paradoja cruel y patética que los que se fueron en helicóptero con una Plaza de Mayo con más de 38 muertos, los que endeudaron al país con el megacanje y hoy están de vuelta en el gobierno, que trajeron al FMI en el 18, nadie los haya llamado ni como testigos a declarar en la causa de despojo y robo nacional sin precedentes.

Miles de millones de dólares que ingresaron y nadie sabe dónde están, y que ellos gocen de libertad absoluta para hacer las mismas cosas, provocar los mismos dolores, el mismo sufrimiento al pueblo.

Y la que suscribe, con sus aciertos y sus errores, que culminó un proceso político, elegida dos veces como presidenta de la República y que fue despedida por una multitud desbordante en la Plaza de Mayo cuando culminó sus dos mandatos (y lo hicimos desendeudando al país, pagando al Fondo, lo dice el ministro de la derecha mafiosa que vino en 2015: Eran tan ridículos que nadie les prestaba y tenían un nivel de desendeudamiento, el país, las empresas, las familias, como nunca se había registrado; algo así dijo), además, sin recurrir al Fondo, logramos que los trabajadores tuvieran los salarios más importantes de América Latina, y los jubilados las jubilaciones, era posible ahorrar, se llegaba a fin de mes.

Esa Argentina que quieren presentar como destruida lanzaba satélites al espacio. Habíamos logrado que 1200 científicos y científicas volvieran al país repatriados, y hoy se quieren ir por falta de oportunidades.

Ese gobierno que logró que cada provincia tuviera una universidad, para que los pibes no se tuvieran que ir a los centros urbanos, y en el conurbano universidades que permiten la primera generación de universitarios de hijos de trabajadores. Ese conurbano pujante, industrial, hoy devastado.

Estoy leyendo un libro muy lindo de Julián Zícaro que analiza a Martínez de Hoz como el verdadero jefe político de la dictadura militar del 76 al 83. Es increíble encontrar las mismas frases respecto de la Argentina que habían recibido, desendeudada, y con los mismos argumentos que nos decían a nosotros. Las mismas palabras, las mismas ideas, distintos personajes.

Eso es lo que está pasando hoy en la República Argentina.

Entonces, quien se fue en el período de gobierno, que nos estaba hablando de que destruimos el país, ¿en 12 años y medio los argentinos nos votaban para que los destruyéramos? Eso dice Macri. Que lo echaron a patadas, fracasado, que no pudo siquiera ser reelecto.

¡Vamos! ¿A quién quieren engrupir? ¿O sea que los argentinos son todos otarios?

Nos estuvieron votando del 2003 al 2015, único caso desde la Ley Sáenz Peña, ningún gobierno pudo completar tres periodos consecutivos.

Mamita querida.

La paradoja es ellos en libertad y yo, presa.

Quiero decirles algo. Mientras los Sturzenegger, los Caputo, los Macri de los parques eólicos, del Correo, caminen sin que nadie les reclame nada, estar presa es un certificado de dignidad política, personal e histórica. Créanme que lo siento de esa manera.

De cualquier forma, estos que hoy han rechazado todos los recursos, después de habernos dicho durante años cada vez que presentábamos recursos, que iban a tratar todo al final y nunca trataron nada. Porque tal cual lo dije, y hay registro, cuando fui a declarar durante más de 3 horas, puse todos los puntos sobre las íes, sostuve que la sentencia ya estaba escrita, no me equivocaba, desgraciadamente.

Muchas veces quisiera equivocarme. Pero la larga experiencia histórica y sobre todo la propia historia argentina me demuestra que a los dirigentes políticos que gobiernan para el pueblo, que logran la distribución del ingreso más equitativa, porque eso es lo que no nos van a perdonar a los peronistas, que sostenemos que el trabajo tiene que participar del capital fifty fifty, que es la manera de crecer,
de agregar valor, de ser una sociedad más justa, más equitativa, más vivible.

Una sociedad en que los salarios estén por el piso, la gente no consiga trabajo, que te cierren la Salada porque te falta el papelito y al mismo tiempo son héroes los que fugan miles de millones, es un país que no puede funcionar bien.

Se equivocan además los que piensan que de esta manera van a llegar a sus objetivos, que es seguir con procesos de destrucción y expoliación a los argentinos. Se equivocan porque te pueden meter presa pero la gente cobra salarios de miseria o pierde del trabajo, las jubilaciones, van a seguir sin llegar a fin de mes, los medicamentos cada vez más caros, inaccesibles para cualquier compatriota, los padres van a seguir creyendo que los hijos tienen derecho a tener cuatro comidas por día.

Tardará más o menos tiempo, pero el pueblo finalmente es como un río, se ponen piedras, se desvía el cauce, pero finalmente el agua se filtra y pasa.

Yo espero que sea el peronismo, que sea ese espacio político que abrigué desde joven, desde muy chica, porque vengo de una casa peronista aunque de padre gorila, pero mi abuelito, mi mamá, mi tía, todos perucas, y nosotras perucas también. Espero que ese cauce sea conducido también por esta fuerza política.

Pero también sé, no de inteligente o vivaracha, simplemente porque la historia me ha enseñado que el pueblo toma nombres y van surgiendo a medida que van marchando, que nadie tiene la vaca atada, ninguna fuerza política. Pero de lo que estoy segura es que no se resignan a vivir sin derechos, a no tener un trabajo digno. Pensar que sus hijos pueden ir a la universidad y construir un futuro mejor, eso no lo van a resignar. Y si enfrente encuentran dirigentes que sí se resignan, elegirán a otros. No tengan dudas de que va a ser así.

Quiero finalmente decirles que los quiero mucho, les agradezco todo el aguante el amor y el afecto.

Un periodista decía que estábamos atrincherados. Manga de estúpidos. Qué gente tan tonta. Estábamos en el partido. Y de acá me iré a mi casa. Les digo a esos que ensobrados de la derecha (porque en algunas cosas el hombre tiene razón) quiero decirles que como siempre pondremos el cuerpo. Porque nosotros no nos profugamos, eso hace la derecha mafiosa. Los peronistas nos quedamos y ponemos la cara y el cuerpo. No somos mafiosos.

Muchas gracias. Los quiero mucho. Los abrazo mucho.

Y a militar, a organizarse, a estar junto a la gente que los necesita. A militar junto a todos esos colectivos sociales que están siendo agredidos por estas políticas. A profundizar el acercamiento y la empatía con la gente. Es fundamental que vean una dirigencia comprometida con los problemas de la gente y no con los problemas entre ellos. Dejemos de lado eso. Dedicámonos todos con mucha fuerza y convicción a auyidar a los que necesitan ser ayudados y organizados.

Hasta siempre. Como siempre.