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Gerardo Morales, el conservador, rechaza toda reforma política

gerardo-morales 07Por Natalia Morales y Alejandro Vilca (Frente de Izquierda de los Trabajadores)

El senador e influyente dirigente de la UCR Gerardo Morales rechazó de plano la reforma política impulsada por el PJ de Fellner. Niega también el elemental pedido de anulación del piso electoral del 5 por ciento que deja sin representación al 40 por ciento de los votantes jujeños. Un conservador hecho y derecho.

 Primero fue Gerardo Morales quien se opuso con tenacidad a todo cambio del sistema político jujeño cuando se hizo sentir el rumor de una vuelta de la Ley de Lemas por parte del PJ. Luego una vez lanzado el anuncio de una reforma volvió a sentenciar su rotunda negativa y la Juventud Radical salió a respaldarlo. Ningún cambio, ni del proscriptivo código electoral que impone un piso único en todo el país que deja a más del 40 por ciento de los votantes sin representación política, ni de la Constitución Provincial. Para Gerardo y los radicales la “casa estaría en orden”.

 Aunque tanta alharaca conservadora no es de extrañar. Morales como toda la trupe de radicales formó parte de la Alianza, como Secretario de Desarrollo Social de la Nación. No hace falta recordar el profundo golpe que le asestó su gobierno a las condiciones de vida del pueblo trabajador que supo contestar con toda su fuerza en la calles provocando la huída en helicóptero de De la Rua y Cavallo. Un gobierno 100 por ciento entreguista y del más rancio estilo conservador si los hubo.

 Ahora los radicales de Morales envalentonados por el triunfo en 2013 apuestan a lo seguro. Sostener el actual régimen político donde, junto al PJ, co-gobiernan la provincia desde 1983 y junto con una ayudita de Sergio Massa, otro experimentado conservador –iniciado en la militancia en la neoliberal UCEDE- se juega arrebatar el primer lugar en el bipartidismo de gobierno. Un cálculo con poco riesgo de quienes ven tambalear su frente UNEN de futuro incierto.

 Una reforma de última hora

 La vocación reformista del peronismo jujeño tiene patas cortas. Sea Ley de Lemas o PASO los cambios anunciados por el gobierno de Fellner, como ya adelantamos, responden más a la necesidad de sobrepasar un posible mal resultado en 2015 que los quite de la gobernación.

 La era Fellner que comenzó allá por 1998 también acusa el fin de ciclo del kirchnerismo, con una economía en caída que le cuesta cada vez más responder a las demandas más sentidas por el pueblo trabajador y por eso se ve que no levanta muchas expectativas. Al oficialismo le pesa el desgaste.

 Antes de los anuncios reformistas se dejó a la vista un acuerdo entre Fellner y Milagro Sala para sumar el apoyo de los miles de trabajadores y jóvenes de su organización social en un frente electoral. El caudal de votos de Unidos y Organizados puede ser decisivo para retener la gobernación, pero no obstante, el problema corre por el lado de definir las cuotas de poder entre los distintos sectores y caciques del PJ.

 Esta interna es en última instancia la que se cuela al momento de definir la reforma política, tal es así, que la Comisión de Asuntos Institucionales que debería legislar sobre el asunto dejo de trabajar y en su reemplazo está actuando una comisión ad-hoc conformada por las autoridades máximas del PJ.

 Incluso el oficialismo amaga con una reforma constitucional para la cual necesita de 2/3 de los votos de la legislatura, o sea, necesita del apoyo de la UCR. Por ahora es más un anuncio para acorralar a la oposición que se acurruca en su cuna conservadora que otra cosa.

 El bipartidismo se dobla, pero no se rompe

 Por el contrario de las preocupaciones de los funcionarios de cómo siguen atornillados en el poder, es necesario impulsar una democratización de fondo del sistema político. La exigencia de eliminar el piso proscriptivo del 5 por ciento es un primer paso para abrir camino a la representación política de al menos el 40 por ciento de los votantes. Un reclamo elemental que deberían apoyar todas las fuerzas políticas y democráticas, como Unidos y Organizados, quienes se presentaron en las elecciones pasadas como una fuerza de cambio desde el lado de los sectores populares.

 Aunque nuestra pelea no se detiene en el piso, sino que es contra el conjunto de un bipartidismo y una casta de políticos que se enriquecen en la función pública, mientras administran los negocios de grandes empresarios como Blaquier o las trasnacionales mineras. Por eso exigimos también que los todos los funcionarios ganen lo mismo que una maestra o un trabajador.

 Sin dudas el sistema político de Jujuy necesita cambios y estos tienen que ser de fondo. Apelamos a las fuerzas políticas, sindicales, estudiantiles y de DDHH para juntos impulsar la movilización en las calles hasta conquistarlo.

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