Tras el rechazo por parte de la Corte de su pedido de licencia, el juez Ariel Lijo deberá renunciar a su cargo en Comodoro Py si quiere asumir como ministro del máximo tribunal, siempre y cuando el Senado apruebe su pliego.
En el acuerdo emitido este jueves por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, rechazando el pedido de licencia de Lijo, la sorpresa la dio Manuel García Mansilla, el que se sumó al cuerpo a través de un decreto del presidente Javier Milei. Ambos, Lijo y García Mansilla, habían sido designados por el decreto 137/2025 cuando el Senado no les prestó acuerdo para incorporarse al máximo tribunal. Lijo estaba en mejor posición, pues había conseguido las firmas necesarias para que su pliego se tratara en el recinto.
Lijo es juez federal de Comodoro Py desde 2004. Tiene 56 años, por lo que le quedan 19 años en la judicatura. Según detalla la periodista Luciana Bertoia en Página/12, no quiere renunciar a su juzgado porque la comisión en la Corte sólo se extiende hasta el 30 de noviembre. Para permanecer en el alto tribunal, debería conseguir el aval de la Cámara alta.
Desde el entorno del magistrado aseguran que no va a renunciar, sino que va a esperar la decisión del Senado. Mientras tanto, continúa trabajando tanto en su juzgado como en el que subroga.
Para acceder a la Corte, Lijo el aval de los dos tercios del Senado. La oposición podría pedir una sesión especial para tratar los dos pliegos la semana próxima. Unión por la Patria (UxP), que ya dijo que no le prestará acuerdo a ningún candidato que aceptara ingresar a la máxima instancia judicial argentina por decisión unilateral del Poder Ejecutivo, podría votar en disidencia el pliego de García Mansilla para que esté en condiciones de ser tratado.
La resolución de la nueva Corte
El miércoles de la semana pasada, Lijo consiguió un espaldarazo de los tribunales federales de Comodoro Py. La Cámara federal porteña en pleno hizo lugar a su pedido de licencia para sumarse a la Corte. La resolución –escueta– tiene las firmas de Mariano Llorens, Pablo Bertuzzi, Martín Irurzun, Leopoldo Bruglia, Eduardo Farah y Roberto Boico. Aun así, en la Cámara buscan minimizar su jugada. «La decisión final siempre la tuvo la Corte», dicen.
El interrogante, por estos días, era si la Cámara podía otorgar una licencia extraordinaria sin pasar por la Corte. En Talcahuano dicen que el más enérgico a la hora de negar esa posibilidad era Rosenkrantz, que no siente una especial simpatía por Lijo.
Este jueves, el tema quedó zanjado en un acuerdo que duró alrededor de media hora. Rosenkrantz, Rosatti y García Mansilla votaron en contra de la licencia de Lijo. Solo lo respaldó, de acuerdo con fuentes del tribunal, Ricardo Lorenzetti, quien también promueve su llegada a la Corte Suprema.
El rol de García Mansilla
Hubo mucha especulación durante estos días acerca del voto de García Mansilla, ya que fue nombrado en el mismo decreto que Lijo. Había quienes creían en la Corte que, como el Gobierno quería la incorporación del juez federal, García Mansilla podría votar en consonancia. O, en todo caso, excusarse. Una acordada –firmada en abril del año pasado– establecía que, en ese caso, los habilitados para decidir serían tres y, por ende, se necesitaría una mayoría de dos para resolver.
Sin embargo, García Mansilla decidió jugar. Cuando defendió su pliego en el Senado, se había diferenciado de Lijo al defender el fallo que resucitó una ley derogada para que el presidente de la Corte sea el presidente también del Consejo de la Magistratura –el organismo encargado de la selección y sanción de los jueces.
Hay un dato adicional. A Lijo lo resisten especialmente sectores referenciados en el Colegio de la calle Montevideo. Allí, la vicepresidenta Victoria Villarruel encabezó una actividad en su contra un día antes de que el juez federal debiera presentarse ante la comisión de Acuerdos del Senado. García-Mansilla se referencia en esa institución, que, de hecho, apoyó su llegada a la Corte.
García Mansilla cumple una semana en la Corte, y ésta fue primera decisión trascendente. El jueves pasado, los supremos decidieron tomarle juramento. Lo hicieron en una ceremonia secreta, que no fue comunicada a la prensa y a la que García Mansilla acudió solo, sin familiares ni amigos.
El sábado, fue el primero en llegar al Congreso para participar de la apertura de sesiones ordinarias que encabezó Javier Milei a puro autoelogio y agravio hacia la oposición. Si bien había trascendido que el Gobierno lo quería sentado junto a los otros integrantes de la Corte, Lijo no se presentó, posiblemente para no encender los ánimos de los legisladores, que deberían darle el aval para llegar a la Corte.
En el Senado no son pocos los que miran con incredulidad el rol de García Mansilla. El 28 de agosto pasado, cuando defendió su pliego, dijo que él no asumiría en comisión pese a que consideraba que estaba previsto por la Constitución. Su tesis de maestría, presentada en la Universidad de Georgetown, versó sobre la crisis de la separación de poderes en la Argentina. Posiblemente podrá usar su ejemplo para continuar desarrollando el tema.
García Mansilla salta la grieta cada vez más profunda entre Milei y Villarruel. En marzo pasado, la vice contó que tenía vínculo con el entonces decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Austral. «A García Mansilla lo conozco. Es un constitucionalista de fuste. Para los que somos abogados es ‘wow’. Es impresionante. De hecho, cuando el Ejecutivo presentó el DNU (70/2023), yo le pedí a García-Mansilla si me podía explicar bien», relató en una entrevista con TN.
Las causas contra el decreto de Milei
El decreto 137/2025 está impugnado judicialmente. El viernes, el juez federal Alejo Ramos Padilla se declaró competente para revisar las designaciones por decreto –sin contar con el aval del Senado, como lo requiere la Constitución.
Ayer, cuatro organizaciones de la sociedad civil se presentaron en el expediente para pedir que se impida que Lijo jure en la Corte –algo que los cortesanos no parecen especialmente apurados por permitir– y que García-Mansilla se aboque a examinar casos.
Es improbable que haya movimientos en ese expediente entre hoy y mañana. Según pudo saber este diario, Ramos Padilla está de licencia esta semana. Se reincorpora recién el lunes a su juzgado en La Plata. En su fallo, el juez había destacado la necesidad de actuar con «prudencia» por lo que está en juego: la conformación del más alto tribunal de justicia de la Argentina.
En el Palacio de la calle Talcahuano mostraron alguna preocupación la semana pasada al enterarse de que Ramos Padilla tenía el expediente. En 2015, fue él, como juez federal de Dolores, quien frenó la llegada en comisión de Rosatti y Rosenkrantz, y obligó a que debieran afrontar el trámite ante el Senado.
Fuente: Luciana Bertoia en Página/12