25 años de H.I.J.O.S. Jujuy

Por H.I.J.O.S Jujuy De las Madres y las Abuelas, acogimos la memoria, supimos de la verdad y mamamos el pedido de justicia. Sus voces configuradas con el nombre de sus hijxs resonaron una y otra vez en nuestras casas y en la calles. Ellas nos marcaron el camino.

La Red Nacional

A fines de 1994 llegó la noticia a Jujuy desde La Plata, de boca de una Jujeña “hija” residente en esa ciudad, de que lxs hijxs de desaparecidxs, víctimas de la última dictadura militar (1976-1983), se estaban juntando y organizando.

En febrero de 1995 se supimos que en marzo de ese año se llevaría a cabo una reunión en Córdoba, Río Ceballos, donde confluirían jóvenes de algunas provincias del país, allí se definiría el nombre con el que saldríamos a la lucha, Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio.

Una carta a la sociedad argentina daría cuenta de lo que se estaba gestando. Todo esto fue el puntapié inicial que marcó el camino de lo que hoy es H.I.J.O.S. Jujuy.

En octubre de 1995 se realizó el primer encuentro de la Red Nacional de H.I.J.O.S., nuevamente en Córdoba, pero esta vez en Cabalango, en el que la regional Jujuy participaría. La Red nuclearia a las diferentes regionales del país, llegaríamos a ese encuentro más de 300 jóvenes de diferentes lugares del país.

Con una lógica asamblearia y horizontal, allí se discutió la orgánica de la red, la heterogeneidad ideológica del colectivo hizo que “marcáramos” puntos básicos para el trabajo en común.

En sus inicios, el nuevo grupo social estaba solo compuesto por hijxs de desparecidxs y asesinadxs, se analizó si debían sumarse lxs hijxs de exiliadxs, ex presxs políticxs, la discusión fue superadora, la red también estaría compuesta por estxs jóvenes, los que paulatinamente se irían sumando en las distintas regionales respetando los procesos de cada una de ellas.

Con el tiempo, jóvenes que sin ser “víctimas directas” de la última dictadura militar sentirían la necesidad de ser parte de la lucha que llevábamos adelante, otra vez se contemplo la esa posibilidad y se resolvió de la misma manera que la situación anterior. Las jujeñas, porque éramos todas mujeres, desde el inicio, tuvimos la postura de que la agrupación debía ser abierta.

No fue fácil en el inicio aunar ideas, pero fue fructífero, la juventud de la mayoría, de lxs que hacía pocos años había salido de la adolescencia, hizo suponer que este grupo de jóvenes no persistiría en el tiempo, un par de años tal vez. Sin embargo, la herida que nos dejó la dictadura, la necesidad de justicia, la convicción ideológica y el amor a lxs nuestrxs darían cuenta de otra cosas.

Un poquito de nuestra historia

Hace 25 años ininterrumpidamente, nuestra regional se puso en marcha, éramos 4 mujeres, Marcela, Maria, Eva y otra Eva. Solo una pudo viajar al encuentro de la Red en octubre de 1995, pero fue suficiente, a partir de ese momento, aunque ya habíamos acuñado el nombre que se resolviera en marzo de ese año, y veníamos juntandonos  antes, integraríamos la Red Nacional de H.I.J.O.S. y seriamos la Regional Jujuy. Aunque algunxs organismos de derechos no entendieron nuestra necesidad de tener un espacio propio, fuimos acogidxs con beneplácito por la mayoría.

En plena vigencia y consolidación de las leyes del perdón (obediencia debida y punto final) del alfonsinismo, y los indultos del menemismo, salimos a interpelar a la sociedad con los primeros escraches que se hicieron en Buenos Aires, así, duramente, gritando verdades, señalando la casa, visibilizamos a lxs responsables de tan atroces crímenes, las noticias de la represión de la policía que sufrían lxs compañerxs en el marco de estas actividades llega a Jujuy, una sociedad conservadora. Fue difícil explicar a lxs otrxs hijxs jujeñxs y a la sociedad en general la necesidad de la condena social, ante el impedimento de ejercer nuestro derecho a la justicia, pero con el paso de los años esa acción política fue reconocida y utilizada socialmente. Entonces “¡Si No Hay Justicia, Hay Escrache!”.

Para esta sociedad, éramos jóvenes huerfanxs violentxs y resentidxs que no conocíamos realmente quienes fueron nuestrxs madres y padres terroristas y subversivos, éramos hijxs del mal, hijxs del comunismo, una semilla peligrosa. La teoría de los dos demonios, un grupo de violentxs contra otro de iguales características los que habían destruido la paz social y que había impuesto el alfonsinismo y sostenido el menemismo nos indignaba.

Esta situación nos intimaría a tomar la tarea de sacar a la luz la verdad verdadera, a buscar testimonios y militancias compartidas, a hablar sobre los objetivos políticos de esa generación que nos antecedía y nos había parido, del convencimiento que tenían en el proyecto de sociedad que los movilizó, la necesidad de equidad, igualdad, redistribución de la riquezas, entre otras cosas, en síntesis un mundo más justo.

Así caminamos casi una década en Jujuy, cuando se comienza a vislumbrar alguna posibilidad de que el poder judicial escuche de boca de las víctimas las situaciones más cruentas que se registran en la historia reciente, aunque sabíamos que aún lxs criminales no serían juzgados, queríamos que la sociedad y en particular el poder judicial, que estaba en deuda con nosotrxs, escuchara lo que había  sucedido en Jujuy y en el país.

Entonces, hablamos del plan sistemático implementado por el terrorismo de Estado, de los centros clandestinos, de lxs desaparecidos vivxs, es decir de la apropiación de nuestrxs hermanxs, esxs niñxs que aún vivían en la mentira,  de la necesidad de recuperar los cuerpos que de lxs nuestrxs y del derecho al duelo, del dolor y la indignación que producía el convivir día a día en las calles con lxs verdugos de nuestrxs seres amadxs. Les hicimos saber que había un herida que no cerraba y una parte de la historia que había sido negada, como cuando se esconde la mugre bajo la alfombra y que en parte ellxs eran responsables de esa aberrante injusticia, y sobre todo, que no habría ni un día de descanso hasta no ver a cada unx de lxs genocidas en la cárcel. La única manera de, que aunque sea un poco, se reparara el daño cometido.

Un par de años más tarde, en octubre de 2003, la fiscalía de Jujuy, cuando lo imposible solo tardó un poco más, abrió en Jujuy la posibilidad de llevar a juicio a los genocidas. Diez largos años después, luego de una aguda puja con el Poder Judicial  Federal de la provincia, la lucha de los organismos de derechos humanos, el trabajo de cuatro abogadxs compremetidxs con una justicia real, el acompañamiento de los sindicatos, las organizaciones sociales y barriales, algunos partidos políticos, entre otrxs actores sociales,  y con un gobierno que hizo política de Estado que reconoció como justas muchas de las demandas de los organismos de derechos humanos, y asumió que debían traducirse en obligaciones ineludibles del mismo, el reclamo de justicia dio su primer fruto, en mayo de 2013  se condenó, por primera vez en la historia jujeña, a cuatro de los responsables del terrorismo de Estado en Jujuy.

El comienzo de los procesos penales nos posicionó en otro escenario,  H.I.J.O.S. Jujuy pasaría a ser un actor fundamental en estos procesos, hoy somos parte querellante de los mismos, tanto en Jujuy, como en La Plata y CABA, impulsamos alrededor y en total, más de una treintena de casos, siempre representados por un grupo de abogadxs que no hacen más que demostrar cada día su compromiso. Es un trabajo arduo pero satisfactorio.

H.I.J.O.S. Jujuy hoy

Muchxs han pasado por nuestra regional, todxs han dejado algo, la dinámica del funcionamiento se fue aggiornando al contexto político del momento. Hemos aprendido y desaprendido cosas, pero siempre mantuvimos nuestra particularidad que es una de nuestras riquezas.

Hoy somos seis, cada unx es parte de este todo, muchas veces nos sabemos si somos un grupo de amigxs militantes que compartimos un espacio y objetivos en común o somos un organismo de derechos humanos esencialmente político, esta ambivalencia no significa que en algún momento perdamos los objetivos por los que nos amuchamos, es al revés, nos enlaza aún más. Nos permite ser militantes pero humanizadxs, con nuestras virtudes y miserias que son parte de la complejidad humana. Por suerte nos tenemos y nos sostenemos.

Y así seguimos la lucha por los derechos humanos de ayer , hoy y mañana.

Acá les dejamos un poquito de cada unx…

Georgina

No ha sido un camino fácil, pero si ha estado lleno de muchas satisfacciones y logros siempre festejados y que nos han empujado a seguir… Son muchos años, algunas hemos crecido en este lugar de lucha, hemos reído, llorado, abrazado… y en cada muestra de cariño nos fortalecimos, aprendimos que lo personal es político y que la memoria, la verdad y la justicia se milita todos los días, en nuestras propias vidas. Nos metimos la lucha en el alma y allí permanece para actuar si es preciso 30 mil veces 30 mil.

A veces una siente llamados, llamados del corazón, siempre tuve la suerte, la dicha, de tener oídos para sentir el llamado de adentro… y así fue esta vez, hace unos años ya, que quise acompañar en este camino a otras personas que hoy se han convertido en mi familia.

Continuamos un trabajo de hormiga que se venía haciendo paso a paso, en soledad, pusimos energía, alegría y mucho empeño para todo lo que había que hacer… hubo tropezones, algunas caídas pero siempre sabíamos que nuestrxs cumpas estaban ahí para sostenernos, levantarnos, sacudirnos y seguir… Hoy ese trabajo de hormiga se traduce en crecimiento, pudimos concretar muchos sueños que pensábamos lejanos… y hoy los vemos materializados…

Por este sendero transitaron muchas y muchos compañerxs, cada une ha dejado su huella en H.I.J.O.S. Jujuy, y lxs que hoy seguimos este camino nos sentimos orgullosas y orgullosos de seguir levantando nuestras banderas, nuestros pañuelos, muchos de los cuales pintamos y cosimos con nuestras propias manos…

No ha sido un camino fácil, pero si ha estado lleno de muchas satisfacciones y logros siempre festejados y que nos han empujado a seguir… Son muchos años, algunas hemos crecido en este lugar de lucha, hemos reído, llorado, abrazado… y en cada muestra de cariño nos fortalecimos, aprendimos que lo personal es político y que la memoria, la verdad y la justicia se milita todos los días, en nuestras propias vidas. Nos metimos la lucha en el alma y allí permanece para actuar si es preciso 30 mil veces 30 mil.

Carolina

Mi encuentro con H.I.J.O.S. fue en la Marcha del apagón,  ahí en la casa Olga Aredez. Algunos rostros yo ya los conocía, pero fue la primera vez que me lo presentaron como hijos e hijas de desaparecidos y desaparecidas, antes de eso eran los nietos de tal madre como lxs presentaban.

Entonces, desde esa vez pude conocer un poco más, a partir de ellos y ellas, de los hijxs de quienes habían sido desaparecidos y desaparecidas. Yo me los imaginaba pequeñxs  porque los rostros de los compañeros y de las compañeras eran muy jóvenes, la mayoría eran casi de mi edad.

Y fue la primera vez que dimensione como hija, el daño que habían ocasionado a la sociedad, no eran únicamente  madres que pierden a sus hijxs, sino de hijxs que pierden a sus padres y madres y me dio a pensar también otras cosas que no solamente ellxs quienes habían perdido a sus hijxs o a sus padres sino que todxs habíamos perdido algo.

Y a partir de HIJOS entendí que habíamos perdido todes, que perdimos maestres, compañeres, amigues, y hasta amores, que de verdad el genocidio nos dejó un hueco enorme y que no debíamos permitir que los culpables sigan libres tranquilos.

Los escraches los ame, después un día mi vida se cruzo una compañera y me invito a sumarme, le dije mis padres no están desaparecidxs, y ella me dijo no se trata solo de los que tenemos Padres o Madres desaparecidxs,  sino de lxs que sienten nuestra lucha como propia.

En HIJOS nos unió el amor por lxs nuestrxs, nos hizo descubrir el amor de hermanes que forjamos, sin lazos sanguíneos pero tan sólidos como esos y en algunos momentos más fuerte.

Siempre encontramos 30000 razones para amarnos, para exigir Justicia, para que la verdad nos guíe y la Memoria nos ilumine.  Tenemos 30.400 razones, porque de lxs hermanos que ignoran su identidad no nos olvidamos y seguimos luchando también por ellos.

Pipo (Nestor)

De 25 años de HIJOS yo solo transite 7 y sigo transitando. Cuando ingresé nunca sabré porque sin darme cuenta fui participando de las actividades y empezando a entender que es militancia.

HIJOS lo conocí en una lectura de un libro sobre les compañeres jujeñes que militaron en los 70. Conocí la historia del padre de mi compañera de lucha. Sin saber que con los años iba a participar en esa lucha. De memoria, verdad y justicia.

HIJOS me enseñó que todos somos HIJOS de la misma historia, que militar en algo que duele en muches se puede hacer con alegría, de conocer a compañeres de todo el país y sentir que nos unían las convicciones.

La esencia de HIJOS es esa, que al dolor lo convertimos en alegría. De participar en las marchas del 24 y del apagón y encontrarte con compañeres de distintas organizaciones y abrazarte y charlar sobre política, sobre otras luchas sociales, y otras yerbas. Es recordar que no los han vencido. Que seguimos acá por elles. Y por les compañeres, porque uno no podría estar militando sin les compas.

Antes no entendía cómo hacían para estar llevando banderas y gritando en las calles los nombres de elles, de sostener una lucha, de ir a los juicios por personas que uno no conoció más que por libros y algunas notas periodísticas, ahora no entiendo cómo no lo hice antes.

Liliana

Mi experiencia con HIJOS comienza después del fallecimiento de mi papá, me pareció que era el lugar en el que debía estar, pensando en la necesidad de castigo para los genocidas.

Luego cuando me uní al grupo ví arduo trabajo que realizaron, ellxs, mis cumpas juntando todas las pruebas para llevar adelante los juicios de todxs los cumpas desaparecidxs de Jujuy y de lxs sobrevivientes.

Pienso que es el lugar en el que debo estar si quiero que se respeten los Derechos Humanos y por sobre todo apoyar para que todos los involucrados en las detenciones, torturas y desapariciones y los violadores de la dictadura militar tengan las condenas que se merecen. Siempre me emociona participar de las marchas del día de la memoria y la del apagón, pasaron a ser fechas dentro de mi agenda personal en las que tengo que estar como sea portando la bandera de HIJOS. Orgullosa de estar junto a mis cumpas; Eva, Caro, Georgi, Pipo y Alfredo.

Alfredo

Antes de vivir en Jujuy, cualquier cuestión que trajera a mi pensamiento recuerdos historias sobre torturas, o  desaparecidos, por la última dictadura cívico militar, me traía una tristeza enorme, al punto de llevarme lagrimear. Por el contrario las historias sobre la lucha guerrillera por los derechos del pueblo, me traían sentimientos de euforia. Una locura de sensaciones que solo pudo tener un principio de sanación, con la participación en el proceso de verdad memoria y justicia, desde el lugar posible.

Por supuesto mi vida está marcada por todas esas historias. Soy hijo de exiliadxs, y escuche muchas historias de muerte y de lucha. Lxs hijxs de presxs políticxs, exiliadxs, o sus hijxs, o hermanxs, o parientes en algún grado de desaparecidxs o torturadxs, que en definitiva aún hoy son tan víctimas, que sus heridas no cierran.  Con todos ello me une una historia común, una identidad, que nos hermana.  Por eso me uní a HIJOS, para hacer mi aporte, junto a ellxs.

En un principio conocí a HIJOS-Jujuy, desde mi participación en un grupo de abogados de causas de Lesa Humanidad, por su continua e intensa interacción. Desde ese momento, y a pesar de mi falta de experiencia en la lucha por los derechos humanos, observaba que faltaba un reconocimiento a las Organizaciones de Derechos Humanos, que son y eran fundamentales en su lucha por la verdad, memoria y justicia.

Entendía que los abogados, éramos una herramienta para volcar en los procesos judiciales las pruebas que los Organismos fueron juntando para condenar a tanto genocida suelto. Hoy pienso que somos algo más – que también hacemos un gran aporte –  como todos los que participan de este proceso. Luego vi que dentro de los Organismos,  Hijos era quien de manera organizada recolectaba tales pruebas. Trabajo arduo, y poco reconocido, sin embargo  muy gratificante.

En definitiva, agradezco poder realizar mi aporte en este espacio, hace unos cuatro años.

Eva (La Negra)

Casi la mitad de mi vida en H.I.J.O.S., aunque a veces sienta que hago poco, sé que con mis cumpas hacemos mucho, hacemos historia.

Este camino no es el cómodo, no es el fácil, pero es mi carne. Sostuvimos a pulmón 25 años ininterrumpidos nuestra regional, me siento orgullosa de pertenecer a este grupo cuyo único interés central es lo colectivo, ellxs, mis cumpas, están alejadxs de las transas partidocraticas y los intereses personales, lo que hacen lo hacen con generosidad y desprendimiento, sin esperar a cambio nada más que la satisfacción de cumplir con y homenajear a lxs nuetrxs. Ellxs  siembran justicia para las generaciones futuras.

Podría hacer un discurso plagado de argumentos teóricos políticos del porqué de mi militancia en H.I.J.O.S., no me interesa,  no necesito tanto para darme cuenta lo que es justo y lo que es injusto, lo traigo de la cuna. Es eso lo que me movilizó en mi inicio en H.I.J.O.S., eso y el amor a mi padre, lo había perdido de la manera más espantosa, habían detenido a mi madre y nos habían obligado al destierro, lo había perdido a él y a sus compañerxs, que para el transcurrir de mis cortos 8 años se habían convertido en tixs y primxs. Mientras otras niñas escuchaban cuentos de hadas, yo me crié escuchando sobre ese mundo mejor que estaba por llegar, y luego el vacío.

No iba a dejar que lxs olvidaran, no iba a permitir que esas “ratas” que habían hecho tanto daño vivieran impunes, mi viejo era mi viejo, un ser valioso y amado, no algo que descarta la historia y olvida la sociedad. Por suerte en el camino que elegí, me encontré con cumpas que también sentían lo mismo. Con lxs que aprendimos a pelearnos y a querernos, hoy lxs celebro, a Carolain,  a Choryi,  Pipo, a Lili y a Alfre, como les digo yo. Quizás somos eso, una maraña de sentimientos, pero de los buenos.  Salu hermanxs!

Solo resta decir, gracias a todxs aquellxs con los que compartimos este camino de 25 años, gracias por hacernos crecer, por reconocernos como pares, por hacer suya nuestra lucha, por sostener el proyecto político de lxs miles desaparecidxs, asesinadxs, ex presxs politicxs y exiliadxs en diferentes espacios y de diferentes formas.

Y esencialmente, gracias por ser la voz de lxs que no están pero siempre están!

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