Panorama: La sequía y la disputa por el agua del río en Jujuy

Por Alejandro Cano. El 30 de marzo pasado, el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, inauguraba la planta envasadora de agua de mesa Xuma. En su discurso, el titular del Poder Ejecutivo provincial afirmó que “es agua de primera calidad proveniente de la vertiente de Lozano y del río Yala, tremendamente superior a todas las que se comercializan en el país” y que “este proyecto generará recursos que serán volcados a obras para hacer a nuevo los sistemas de cañerías que tienen actualmente entre 60 y 70 años de antigüedad”.

En la oportunidad, Morales no dudó en sumar este emprendimiento a los supuestos logros de gestión de cannabis en Cannava y  de energía solar en Cauchari, siempre en el marco de lo que denomina el “cambio de la matriz productiva de Jujuy”.

Agüita del Río Grande

Mientras avanza la implementación de la comercialización del agua embotellada, continúa en Jujuy la inequidad en el acceso al agua potable y al agua para riego de cultivos. La contradicción de una provincia que todavía no puede resolver cuestiones estructurales básicas para promover su desarrollo, fotografía de un presente turbio y ejemplo de la prioridad invertida.

La asociación Madre Tierra está conformada por 50 pequeños productores que cultivan aproximadamente 40 hectáreas de tierra a la margen del Río Grande, en cercanías de San Pedro de Jujuy. Hace muchos años producen papa, cebolla, tomate, pimiento, lechuga, acelga, apio, perejil, limón, naranja, mandarina, pomelo, lima, mangos, banana, plátano, arándanos y quinotos, y crían animales para abastecer a esa localidad del ramal.

Actualmente, su mayor problema es que, a raíz de la sequía, se han visto empujados a una fuerte disputa con el Ingenio la Esperanza y los productores cañeros locales por el acceso al agua del Río Grande.

María Cruz es una de las referentes de Madre Tierra. Toda su vida vivió y trabajó las tierras de ese lugar que se encuentra “atrás de la mielera” ubicada en el acceso sur a la ciudad. A sus 56 años, cuenta, siempre se dedicó a la agricultura. Y asegura que nunca habían tenido inconvenientes para sacar agua del río, pero que desde hace unos meses vieron imposibilitado el acceso al agua para riego.

“Somos alrededor de 50 familias que trabajamos 40 hectáreas de tierra que cultivamos hace mucho tiempo. Hoy por la sequía estamos perdiendo la producción, y el Ingenio La Esperanza y los cañeros nos cortan el acceso del agua a nuestras acequias. El ingenio manda sus máquinas a tapar nuestros canales de riego”, describe.

La referente indica que tuvieron varios enfrentamientos por este tema cuando las autoridades del ingenio se habían comprometido a no tapar con ripio sus canales de riego, levantando material y perjudicándolos. Incluso se hizo presente la policía.

“Mi padre siempre tuvo terreno ahí y posteriormente mucha gente se empezó a sumar al cultivo porque no hay posibilidades de trabajo en San Pedro. Entonces se abocaron a trabajar la tierra. Vamos a seguir defendiendo este lugar, porque ocupamos la tierra hace años”, afirma convencida.

Cruz relata que realizaron gestiones en el municipio y en la provincia, pero que las soluciones fueron siempre temporales y sin la formalidad correspondiente, ya que se otorgan permisos precarios por dos a tres semanas para abastecerlos de agua. “Perdimos el 70 por ciento de nuestra producción, por lo que necesitamos una solución definitiva y por escrito de la cantidad de agua por la cual queremos pagar a la dirección de Recursos Hídricos de la provincia de Jujuy”, señala.

Desde Madre Tierra afirman que los responsables del Ingenio la Esperanza creen que el agua del río sólo les pertenece a ellos, porque pagan por ella. Sin embargo, y a pesar de todos los problemas, estas familias están resueltas a continuar cultivando la tierra y vendiendo sus productos en la feria El Palomar y en la Feria Campesina de San Pedro.

“Hay gente que vive y cultiva en el lugar. Cosechamos y salimos a vender nuestros productos porque es la fuente de sustento de todas nuestras familias y de esto depende nuestro futuro”, asegura María Cruz.

Impacto regional

La realidad indica que la pérdida de la producción y un eventual quiebre de los productores nucleados en Madre Tierra tendría como correlato un impacto en la economía de toda la región, ya que proveen de alimentos básicos y naturales a una vasta zona y promueven su propio consumo con el producto de su trabajo. Por lo tanto, se trata de una problemática que requiere de la elaboración y ejecución de políticas públicas activas que garanticen un soporte continuo a la producción de baja escala.

La sequía pone en evidencia la falta de obras de infraestructura para la provisión de agua de riego para pequeños productores. El impacto de la pérdida de la fuente de trabajo de esta asociación implica 300 personas buscando alternativas en la ciudad de San Pedro. Un horizonte que sólo muestra precarización laboral, más empobrecimiento y el abandono de prácticas de cultivo familiar. Mientras tanto, el gobernador Morales se jacta de su agua embotellada.

“Mucho Cannava, mucho Cauchari, pero no escuchamos soluciones para los productores que ponen el alimento en la mesa de los jujeños”, denuncian con ironía.

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