Braga: El emblema de la dictadura en Jujuy que no quedará impune

Por H.I.J.O.S. Jujuy.El jueves pasado, se desarrolló una nueva audiencia del 6° juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en Jujuy y en la misma, prestó declaración defensiva, el represor Mariano Rafael Braga de 71 años, está acusado por torturas agravadas y privación ilegal de la libertad agravada por violencia en perjuicio de 51 de las 120 víctimas de este juicio.

Este represor es un ícono del terrorismo de Estado en Jujuy, ya fue condenado en dos ocasiones, en el 1er y 4to juicio de lesa humanidad en Jujuy, a cadena perpetua.

Braga utilizó el derecho de los procesos judiciales de tener la última palabra y recordó su vida como militar, como llegó a Jujuy, que hizo durante esos más de dos de permanencia en la provincia. Etc.

Según los testimonios de testigos víctimas-sobrevivientes. “Braga como uno de los más perversos genocidas de Jujuy, participante de los interrogatorios y torturas en los Centros Clandestinos de Detención (CCD) como; el de Guerrero, el Comando Radioeléctrico y el Penal de Gorriti”.

A diferencia de los otros juicios, donde también tomó la palabra, en esta ocasión y en un acto de manipulación, se mostró compungido y hasta empático con el sufrimiento de las familias de las víctimas, alegando que les cree, pero que está convencido de que alguien los debe haber influido para que lo nombren, puesto que él no conoció en su momento, ni tuvo nada que ver con lo que pasó.

Además, no conforme con ese acto de cinismo, arrojó basura sobre sus compañeros de armas, aduciendo que muchos de ellos se comportaron de manera inaceptable con las víctimas, en un intento de separarse de las practicas represivas y terroristas de la época que lo involucran.

Siguiendo con la misma lógica, buscando deslindar sus responsabilidades, utilizó, para describir las relaciones que tenían los generales con sus subalternos la figura del “amo y el esclavo”.

Seguidamente hizo un listado de los militares que actuaron en la dictadura en Jujuy, entre ellos, el Cnel. Carlos Bulacios, jefe del RIM 20 y del Área 323, el General Fernando Urdapilleta, Interventor Militar de la provincia (gobernador); el jefe de Unidad teniente coronel Carlos Jorge María Martínez

Visiblemente dolido por la traición de sus superiores, y por haber muerto antes de ser condenado, “que ninguno asumió con dignidad las responsabilidades de sus actos y todos murieron impunes, excepto Bidone segundo jefe del GAM 5  y Rodríguez Argumedo segundo Jefe del RIM 20, quienes fueron condenados, pero por la justicia de Tucumán.

No dejo nadie a quien él considera responsable de lo que le sucede, arremetió, como en los otros juicios, contra el ex Juez subrogante Carlos Olivera Pastor, a quien tildó de ineficaz e ineficiente para investigar, puesto que, según los dichos de Braga, él le indicó detalladamente, cuando ya estaba preso, que podría encontrar fácilmente la lista de todos los detenidos de la época e incluso de los desaparecidos ; “le dije exactamente el lugar en que estaba en la casa del Coronel Bulacio” expresó Braga, es decir, obviamente, Braga leyó y tuvo en sus manos alguna vez ese listado.

La Noche del Apagón

El operativo de fuerzas conjuntas durante la noche del 20 y la madrugada del 21 de julio, sobre el que Braga hizo referencia y está imputado en 41 hechos, denominado “La Noche del Apagón”, para él fue “algo secreto”. Según sus dichos, nadie en la Guarnición Jujuy sabía de ese Mega-Operativo que iban a realizar en conjunto efectivos del Ejército, de la Sección de Gendarmería de Ledesma, del Escuadrón de Orán, y la Policía local. Este operativo fue comandado y planificado por el comando de la V Brigada de Infantería con asiento en Tucumán y dirigido por su Segundo comandante, el coronel Cataño y su Estado Mayor.

Sin embargo, el testimonio de Eblogia Cordero de Garnica, en reiteradas ocasiones y desde 1985, denunció la presencia de Braga en el CCDTyE de Guerrero, y lo señala como uno de los ejecutores de métodos de tortura.

Nuevamente el imputado apeló a la ignorancia de los hechos para victimizarse por lo ocurrido. Absurdamente argumentó que: “ni siquiera el coronel Bulacio sabía de todos los secuestros producidos en el Departamento Ledesma”.

Luego, sobre cómo se enteró de la Noche del Apagón dijo que, él no se enteró de todo lo ocurrido, sino hasta el 31 de julio de 1976, cuando empezaron a llegar “una parva de legajos” desde la policía de la provincia a la oficina donde él trabajaba en el RIM 20 y que, con Ruiz, oficial de la policía, Orlando Ricardo Ortiz imputado en este juicio, intentaron clasificar.

Una vez más, subestimó el trabajo de investigación que han hecho los organismos de derechos humanos, y las pruebas que constan en los expedientes.

Luego, expuso una serie de mentiras, como que no había participado de los secuestros y desapariciones, sino que el área de personal de esa fuerza era la que se encargaba de todo lo relativo a personas detenidas.

Posteriormente, delató a Anuar Jorge, propietario del diario “Pregón”, vocero local de la dictadura, dijo que estaba presente en el RIM 20 cuando Bulacios le dio la nómina de las personas que serían trasladadas al Penal de Gorriti hacia otras dependencias penitenciarias en Buenos Aires.

Comunidad informativa y el grupo de inteligencia adelantado Jujuy

En cuanto a la “Comunidad Informativa”, órgano en el que participaban, entre otros, oficiales de inteligencia como Braga, cuya tarea era identificar personas consideradas peligrosas, y recabar información que sirva para la elaboración e implementación de estrategias represivas. Además de proporcionar elementos para represión, detención, seguimiento e identificación de personas que mencionó Braga, en su alocución sobre la Noche del Apagón, precisó que esta, estaba integrada por los jefes de los elementos del área 323, los cuales se reunían periódicamente cada 15 días en la Casa de Gobierno o en el Casino de Oficiales del RIM 20.

Aunque intentó una vez más despegarse de toda labor represiva, su relato lo llevó a admitir, que luego de estas reuniones de la comunidad informativa el Cnel. Bulacios, al otro día, le entregaba en sus manos las órdenes: “que había que hacer respecto a las personas que estaban privadas de libertad”. Es decir, Braga tuvo en sus manos, órdenes que establecían el destino final de las víctimas del que él era partícipe.

Luego del cuarto intermedio solicitado por Braga, relató que los familiares de las víctimas puedan acceder a visitar a los detenidos. Dijo que el lugar donde los recibían era la galería del Casino de Oficiales, sin importar el clima, donde Bulacios en una mesa con un teléfono los atendía uno por uno, y tenía “papelitos” donde él escribía a mano.

El rol del poder judicial federal y militar

Sobre el actuar del poder judicial de aquella época, Braga, se refirió a los jueces federales Meyer “y el otro que siguió” como funcionarios poco comprometidos con la situación de las víctimas por no haber cuestionado las condiciones de detención de los presos políticos del penal de Gorriti ni otras “conductas” que no guardaban el respeto y dignidad de las personas.

Estos jueces federales y otros más de los que Braga habló, están imputados “por ser penalmente responsables por sus acciones y/u omisiones durante el desarrollo de sus funciones, por haber aportado a los responsables del terrorismo de Estado Jujuy, mediante un plan previamente concertado, cobertura para la impunidad, asegurando así la perpetración de actos criminales en contra de las víctimas”.

Los informantes

Otro asesor importante de Bulacios fue el capitán Page, Jefe del Grupo Adelantado de Inteligencia de Jujuy, quien tenía informantes y Braga mencionó al dueño de Dulces Otito, Elías Galli; Quintar, dueño del Hotel Alojamiento; los dos hermanos Balut dueños de empresas de transporte del mismo nombre y de la empresa Atahualpa; el director del Diario Pregón, Anuar Jorge; la encargada del burdel que había en Los Huaicos, apodada Yiya; algunos policías y el coronel retirado Zenarruza” recordó el represor. También aclaró que Bulacios utilizaba un sistema de pago por información. Siempre que algún informante iba a verlo, le pedía al encargado de finanzas que le pague los costos del traslado y un plus de dinero. Posteriormente, Braga mostró su rencor hacia sus colegas militares y descargó todo su enojo.

Aseguró casi dando una orden como en sus tiempos de gloria que: “nadie puede decir que yo le haya puesto un dedo encima, nadie puede decir que yo lo haya torturado, ni le haya pegado ni haya facilitado su tortura” y se quejó de que lo procesaron en esta causa por esos hechos. Hechos que están demostrados.

Ya cerrando la jornada, otra vez con actitud fantasiosa y adolescente, dijo que: “yo no descarto que alguien haya usado mi nombre o haya usado una plaqueta o un galón de identificación con mi nombre”.  Y se despegó de su responsabilidad en la detención ilegal de las mujeres sobrevivientes, Zalazar, Murad, Artunduaga, Aguado, Chávez y Plaguiero, y del secuestro de Fausto Choque Cabrera y de Vicente Cosentini ambas víctimas de desaparición forzada.

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