Un Diácono en un Tribunal

Por Ricardo Carrizo, diácono de Curas en la Opción por los Pobres

Cuando se habla de Justicia, generalmente la entendemos como la verdad y lo justo. A grandes rasgos, el tribunal es el espacio donde se debaten hechos presuntamente delictivos para determinar la veracidad o no de lo que se acusa, y el Juez es aquel a quien el Estado delega para administrar esta justicia. Por tanto, ir a presenciar como oyente un juicio es estar en un lugar específico donde se busca la verdad bajo la responsabilidad del o los jueces de impartirla sobre todo con objetividad. No digo ninguna originalidad, pero recorrer Jujuy judicialmente hablando es, como dicen algunos, “Macondo”. Jujuy es Macondo… En fin.

Como parte del Comité por la Libertad de Milagro Sala nos propusimos acompañar (como lo venimos haciendo desde el inicio) a lxs compañerxs presos de la Túpac en estas horas decisivas sobre su futuro, luego de estar casi tres años de prisión preventiva de manera irregular.

La única y triste ventaja de estas audiencias de la Causa de los “Pibes Villeros” es que los tenes a todos juntos, y si bien no hay mucha intimidad, ya que por cada preso hay un carcelero controlando – salvo Milagro que tiene dos – podemos tener pequeños momentos de encuentro, abrazo y charlas. También por qué no, reírnos y hacer chistes, pero lo más fuerte es cuando (y esta es mi experiencia personal) en el abrazo sentís al oído el susurro del alma porque me comparten las angustias, dolores y penas. Y acá empieza otra historia: entras en la profundidad del dolor, de la incomprensión y de la frase reiterada “¿Por qué nos hacen esto? Nosotros no robamos nada. Hasta casi abandonábamos a nuestras familias trabajando de sol a sol para que todos tengamos dignidad. ¿Por qué Padre? ¿Por qué?”.

Y lo terrible – compartíamos con Mara Brawer, gran compañera de viaje – es que compañeras acusadas de enriquecimiento ilícito, ya sin fuerza y con mucha vergüenza, pidiendo ayuda, no con plata, comida, algunas han vendido el lavarropas y pusieron en venta su tv más la mesa para conseguir algo para comer. Otras no tienen ropa y les prestan otras compañeras del penal para que puedan llevar al juicio.

Por otro lado, hace más o menos seis meses de audiencias de la causa “Pibes Villeros” que duran horas y horas, donde los acusados escuchan a otros hablar de ellos con liviandad y acusaciones alocadas, y las familias viven este calvario yendo de sus casas al Tribunal. Vuelta a sus casas, de allí a los penales para poder acompañar un poco más a sus seres queridos, armar las viandas, sufrir cacheos como si fueran peligrosos delincuentes, donde muchos deben dejar sus hijos en estos recorridos, o como ayer, algunos tenían su fiesta de fin de curso de la escuela y sus familias no los podían acompañar. Otro dolor más…

En los alegatos del Ministerio Público de la Acusación, Oficina Anticorrupción y Fiscalía del Estado, escuchar cómo intentaban demostrar la asociación ilícita, y a Milagro como jefa de todo esto, era de ciencia ficción. Y encima berreta. No soy experto en cuestiones judiciales, pero hasta yo me daba cuenta de lo forzado de la situación.

Verlo a Raúl Noro con su declarado cáncer, junto a Milagro haciéndose mimos, tratando de al menos poder compartir caricias en medio de la infamia… 22 años piden para Milagro. 22 años, más que un homicidio simple… Duele aún más, porque en definitiva uno vuelve de Jujuy a la rutina en este país destrozado, cargado de la angustia y dolor de aquellos que después de cierta hora hasta el amanecer tendrán un cerrojo que los aísla de sus afectos….

Otra es la situación de los que estuvieron presos unos meses, salieron para esperar el juicio en libertad, y ahora ven con terror que pueden volver para cumplir entre uno y 15 años… Pachila me decía, “¿qué hago con mis 9 hijos? Yo estoy sola no tengo pareja”

Detrás de la mesa de la Presidencia del Tribunal, hay una gran biblioteca jurídica. Dentro de ella improvisaron una enfermería, y cerca de ahí una oficina donde Shakira sigue la audiencia a través de un parlante y acompañada por una guardiacárcel. O sea, sola. Debe estar allí ya que dentro del Tribunal no se permite a nadie ni moverse ni levantarse de la silla, y ella no puede estar mucho tiempo sentada. La tienen allí para que pueda caminar, pero está en definitiva aislada.

Por motivos que no vienen al caso, me acerco a la Presidencia a hablar con las tres juezas. Me pedían una bendición, porque necesitaban mucha luz. Les comenté que desde mi lugar acompaño a las chicas desde el primer momento y que si me permitían quería hacerles un comentario desde lo religioso: accedieron gustosas. Les dije:

– “Quiero que sepan que muchos de nosotros estamos rezando para que puedan dar verdadera Justicia”. Caras de asentimiento de parte de las tres juezas.

– “Pero que en lo personal y por fuera de lo judicial, veo muchas injusticias”. Una de ellas, vestida muy elegante, me respondió: “Ah, no nos puede decir esto en medio de un proceso judicial…”. Y se levantó muy ofendida.

– “Doctora, me estoy refiriendo a las condiciones que están viviendo este proceso las chicas”. Se levantó y se retiró sin mediar palabras.

La presidenta muy amablemente me dijo: “Le puedo asegurar que estamos buscando la verdad para hacer justicia. Le doy mi palabra de que lo estamos haciendo. Y nos estamos preocupando por las condiciones de salud”.

– “Los cristianos tenemos como centro de vida lo dicho y hecho por Jesús, por eso les recuerdo que a Jesús lo crucificaron con testigos comprados, pruebas falsas y con el beneplácito y complicidad del poder político, y sólo por querer un mundo de hermanos. Acá veo a muchos como Jesús, espero que no tengamos nuevos crucificados”. Agradecieron las palabras y se retiraron.

Me alejé del estrado, con la sensación de decir lo que sentía desde el Evangelio, pero con la gran duda sobre cómo terminará esto.

Confío en el Espíritu Santo, pero si no abren su corazón a la Justicia, poco podrá el paráclito hacer.

Me fui despidiendo uno a uno de estos condenados, mis hermanas y hermanos, abrazando y dando la bendición de Dios a quien lo solicitaba. Mucho afecto y agradecimiento para todos aquellos que desde la distancia a lo largo del país ponen su grano de arena en la lucha de la libertad de lxs presxs politicxs.

Que en estos tiempos de oscuridad, la luz del que nacerá sea fuente de inspiración para que construyamos juntos, solidariamente y comprometernos con el hermanx, creyente y no creyente, para que cada vez podamos tener una patria mas justa, libre y solidaria.

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