Una enfermera palpaleña trabaja en Puerto Belgrano combatiendo el Covid-19

Micaela Villalovos tiene 42 años y hace 20 que dejó su Palpalá natal para seguir el sueño de ingresar a la Armada Argentina. Hoy es suboficial enfermera y está a cargo de una de las salas del Hospital Naval Puerto Belgrano (HNPB), donde integra demás el Comité Infectológico como estudiante avanzada en Infectología del Instituto de Educación en Control de Infecciones y Epidemiología (ECIE).

Los días de hospital de la suboficial 2° enfermera Micaela Mabel Villalovos transcurren muy activos y enfocados en un objetivo: la difusión informativa del Covid-19. A través de disertaciones y charlas en el HNPB sobre el coronavirus destinadas al personal de Salud, difunde información actual y fidedigna sobre la epidemia, cómo se presenta y qué precauciones se deben tener en cuenta para evitar su diseminación. La enfermera jujeña evacúa también las dudas sobre cuidados preventivos y el uso del Equipo de Protección Personal (EPP).

“Con el doctor Diego Maurizi -médico infectólogo, jefe de las Unidades de Infectología del Hospital Municipal de Bahía Blanca y del HNPB- programamos desde el Comité de Infectología este tipo de capacitaciones”, relata Villalovos. “Damos la máxima importancia a conocer y enfrentar el virus, aplicando conceptos rutinarios de salud en esto que hoy es nuevo para todos, la réplica de un virus que existía pero mutó y se hizo fácilmente transmisible”, asegura.

En Punta Alta y Puerto Belgrano, que comprenden la Zona de Emergencia Buenos Aires Sur, se han detectado 5 casos sospechosos de Coronavirus, todos de resultado negativo.

En medio de la pandemia, enfermeros, médicos y todo personal relacionado con el ámbito de la Salud son los primeros en contacto y cuidado de pacientes que contraen este virus altamente infeccioso. Pero Micaela no siente miedo y eso es lo que transmite en sus charlas: “No tengo miedo, sí ansiedad; pero creo que si actuamos con seguridad y calma lo vamos a lograr. Tenemos más probabilidades de contagiarnos, pero el miedo paraliza y podemos cometer ahí una equivocación; hay que tener siempre mucha precaución”, expresa.

Además de dar charlas, recorre todos los servicios y salas del hospital practicando hábitos de buena salud y uso correcto del EPP. “Estamos trabajando, maximizando los recursos, preparándonos sin desanimarnos por este contexto de incertidumbre; pero el Hospital Naval Puerto Belgrano y el país se preparan desde la prevención y esto es muy bueno”, señala.

Antes del Covid-19, la suboficial Villalovos y el doctor Maurizi realizaban el control de las infecciones intrahospitalarias en Infectología del HNPB. “Aún continuamos con esta tarea; en el recorrido habitual de las salas controlamos curaciones y elementos de entrada como catéteres para prevenir las infecciones. Y si se producen, saber por qué y aislarlas. Es primordial testear dónde se puede producir un foco infeccioso, siendo la higiene y la asepsia del personal y los pacientes el mejor consejo para no ser transmisores de una bacteria o un virus”.

Desde hace tres años, Micaela también es suboficial encargada de la sala de internación quirúrgica 2A del HNPB, donde se encuentran los pacientes pre y posquirúrgicos.

Destino marcado

Como si se tratara de señales que Micaela fue reconociendo a lo largo de su vida, cuenta que en Palpalá asistió al bachi de la escuela N° 22 “Héroes de Malvinas”; tenía un tío en el Ejército Argentino, al cual admiraba, y desde chica le llamaba la atención el uniforme militar.

Así, mientras estudiaba el Profesorado en Química en su ciudad natal, y faltándole sólo año y medio para recibirse, se encontró con dos amigos y excompañeros del colegio secundario. Ellos le contaron que habían ingresado a la Armada Argentina y “como si el destino estuviera marcado, dejé todo y me inscribí”.

“Es difícil dejar a la familia, pero a veces hay que arriesgarse por cumplir los sueños y las metas personales; y yo estaba convencida de que lo mío era seguir con la carrera militar. Mis amigos aún se encuentran en la Armada y acá me he encontrado con mucha gente de Palpalá, de mi provincia, de Salta y de Tucumán, de donde somos la gran mayoría”, dice con orgullo.

Micaela ingresó a la Escuela de Suboficiales en el 2000 y dos años y medio más tarde egresó con la especialidad de Enfermería. Su primer destino fue en Puerto Belgrano, en el Hospital Naval, trabajando en diferentes salas y departamentos. Luego estuvo en el Hospital Naval “Cirujano Mayor doctor Pedro Mallo” en Buenos Aires.

“Nunca estuve embarcada, pero de pase en la Escuela de Suboficiales salíamos a hacer campañas al terreno con los instructores, jefes de cuerpo y alumnos aspirantes de Infantería de Marina; este aspecto más militar en la profesión te aporta nuevas miradas; así como quienes embarcan en las unidades de superficie tienen otra visión”, asegura la suboficial.

“Lo más gracioso es que cuando ingresé lo que menos quería era ser enfermera”, dice, y se ríe mucho. “Porque me parecía que no era lo mío. Pero nos otorgaban una especialidad en función de nuestras capacidades y evaluaciones, y una suboficial recuerdo que me dijo que iba a terminar amando la profesión. Con el correr del tiempo, puedo asegurar que tenía razón”, admite.

“La Armada es mi hogar, todos los días. Ella me dio la posibilidad de conocer muchos lugares y personas y especializarme mucho. Agradezco haberme cruzado en cada destino naval con personas que han tenido la voluntad y la paciencia de enseñarme; generosas en transmitir su conocimiento”, destaca.

Micaela cuenta que los enfermeros trabajan mucho con el Personal Civil de la Armada. “Los enfermeros civiles son un pilar importante en la Institución, nos dan otro punto de vista que se complementa con el nuestro y dan el equilibrio perfecto en la Fuerza. Su trabajo refleja un gran amor hacia la Armada. Hemos formado un buen espíritu de cuerpo, son muy compañeros y el lazo de amistad se extiende más allá del trabajo”, expresa.

Hoy, en medio de la pandemia, el coronavirus es una amenaza, pero para Micaela es un área más de aprendizaje que sumará mucho a su experiencia profesional. “Me ayudará en mis prácticas y en mi conocimiento sobre Infectología. Es una oportunidad triste de aprender, porque uno desearía que no esté pasando esto”, afirma.

En la Armada Micaela formó una familia. Tiene a su hija Lourdes de 15 años y se casó hace dos años con el teniente de Navío Daniel Nolasco. “Lourdes se entusiasma con seguir una carrera militar, hizo vela y le gustaría trabajar en los buques como Daniel”, dijo.

En Palpalá tiene a sus padres y hermanos, con los que está en permanente contacto. Fue la única de la familia que eligió la carrera naval y están muy orgullosos de su destino.

“Lo que más extraño de mi provincia, además de mi familia por supuesto, son los atardeceres: cuando empieza a refrescar por la noche el cielo de Palpalá se ve despejado, claro y luminoso y las estrellas son hermosas”, describe.

Una de las comidas típicas de Jujuy que extraña es la humita con queso que hacía su mamá. “En mi provincia hay muchas fiestas, también se extrañan, especialmente la Fiesta de la Virgen de Río Blanco y Paypaya, es muy linda, como la de la Virgen del Milagro en Salta”, añora.

Lejos de su provincia, pero muy cerca de su vocación, Micaela continúa soñando y dice que le encantaría continuar estudiando en otras áreas de la Salud cuando termine Infectología, como Nutrición o Fonoaudiología, y seguir perfeccionándose.

Entrevista: María Silvina Rosas 

Dejá tu comentario. [Nos reservamos el derecho de eliminar los contenidos ofensivos o discriminatorios.]

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

x

Check Also

Condenan a un influencer por violencia de género en redes contra una periodista

La violencia de género en redes sociales tiene consecuencias. El influencer Manuel Jorge Gorostiaga, también conocido como Danann, deberá realizar 40 horas de tareas ...