Día del Trabajo Social: Advierten sobre las condiciones laborales del sector en Jujuy 

En ocasión de conmemorarse este 10 de diciembre el Día del Trabajo Social, la colectiva feminista Auka difundió un documento en el que revela aspectos del sector en la provincia. La feminización de la tarea, las condiciones precarias de contratación, la baja remuneración y la violencia laboral son algunos de los puntos que desarrollan en el texto.

El relevamiento, señalan, fue impulsado «a partir de reconocernos como asalariadas, formadas en universidades públicas e insertas dentro de la división social y sexual del trabajo».

«Nos moviliza la necesidad de visibilizar aquellos determinantes en nuestro ejercicio profesional vinculados a las condiciones laborales, que inciden en los procesos de intervención social y que se presentan como dados y naturalizados», indican, e invitan a «la reflexión y lectura crítica sobre estos procesos».

Entre las conclusiones que plantea el documento a partir del relevamiento, destaca que el Trabajo Social «sigue siendo una disciplina feminizada», afirman, y alertan sobre «las implicancias estructurales» que conlleva esto, como la desigualdad en la distribución del ingreso, en el ejercicio de derechos laborales y en el reparto inequitativo de las tareas de cuidado.

En este contexto, se suma la situación de inestabilidad en la modalidad de contratación. Si bien la mayoría de las personas encuestadas trabaja en relación de dependencia con el estado provincial, refieren desde Auka que «hay contratos de servicios, de obra, reemplazos; que implican renovación periódica (3, 6 o 12 meses) con incertidumbre ante la posibilidad de pérdida de los derechos laborales (vacaciones, aguinaldo, antigüedad)».

La remuneración insuficiente es otro de los problemas detectados en el relevamiento. Los sueldos del sector, aseguran, oscilan entre 20.000 y 60.000 pesos, lo que califican como «un dato alarmante», considerando que la canasta básica total, que amplía la canasta básica alimentaria al considerar bienes y servicios como vestimenta, transporte, educación, salud, vivienda, etc., supera los 70.000.

Además de en la situación de quienes se desempeñan en el Trabajo Social, el documento se detiene también en las políticas públicas provinciales destinadas al sector, las que consideran «insuficientes, no integrales y no inclusivas». En el caso de las nacionales, en tanto, las describen como con «mayor integralidad, inclusión y federalismo», pero aclaran que «siguen siendo poco suficientes ante la complejidad de las problemáticas sociales».

Un apartado del documento está dedicado a las «situaciones de violencia en sus distintos tipos y modalidades dentro de las trayectorias laborales de las personas encuestadas».

«Las situaciones más relevantes resultan ser el hostigamiento, la persecución y el acoso», describen, y recuerdan que la legislación nacional, a través de la Ley 26.485, «establece específicamente que el hostigamiento y la persecución dentro del ámbito laboral, constituyen modalidades de violencia específicas que sufrimos las mujeres y que obstaculizan nuestro desarrollo profesional con el objetivo explícito de excluirnos de nuestros ámbitos de trabajo».

Sobre el final del texto, recogen que «la profesión, desde la perspectiva de las/os encuestadas/os, no se posiciona como una disciplina científica», y relacionan esta mirada «con la construcción histórica del Trabajo Social como una profesión subsidiaria, subordinada, puramente asistencialista y filantrópica; funciones propias de proyectos socio políticos de orden neoliberal que se asientan en el control social y en la responsabilidad individual».

«Por el contrario, desde Auka consideramos que los derechos humanos son fundamento y horizonte de nuestras prácticas, las cuales deberían tener: fundamento teórico para el análisis crítico de la realidad, una mirada integral e interseccional respecto a la manifestaciones de la cuestión social, una concepción de las personas como titulares de derechos y un posicionamiento ético político que tensione y cuestione los sistemas de opresión: como el colonialismo , el capitalismo y el patriarcado en sus distintas expresiones», cierran.

Conmemoración

Desde 2012, cada 10 de diciembre se celebra el Día del Trabajador y Trabajadora Social en la Argentina, en coincidencia con el Día Universal de los Derechos Humanos.

Anteriormente los y las trabajadoras sociales celebraban su vocación cada 2 de julio, pero la Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de Servicio Social decidió modificarlo porque esa fecha tenía un origen religioso, ya que en 1961, la asistente social Marta Ezcurra, miembro de la Unión Católica Internacional de Servicio Social, la propuso para homenajear el Día de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel.

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