Belén Galán al finalizar la audiencia en San Salvador de Jujuy. (Imagen de video)

La justicia, cómplice de la violencia machista, expone a dos niñas como trofeo de guerra

Por Mariana Vargas*. Uno no imagina qué historia o batalla abrirá sus puertas cuando una mujer, en este caso muy joven, entra a la oficina, acompañada de su madre y dos pequeñas hermosas, mellizas, puro lío. Un mes de estadía en Jujuy (el único permiso judicial obtenido por Belén para salir con sus niñas de Mar del Plata) podía rescatarla o no de su situación de víctima cotidiana de violencia, donde se la confinaba al cuidado personal de sus hijas en un mínimo departamento, sin ayuda ni auxilio de otros, con una cuota mensual de 2500 pesos y el miedo constante. Todo para conservar el vínculo de las niñas con el padre.

Él la llamaba y ella temblaba. Necesitábamos una orden judicial que la pusiera a salvo. La pedimos, la logramos.

La jueza Mirta Chagra, del Tribunal de Familia Sala II Vocalía 6, ordenó el 7 de junio: “En virtud de lo dispuesto por el art. 3 y 7 de la Ley 26485 y el art. 4, 7 y 9 de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer de Belen do Para, dispongo Notificar en forma personal al Sr. David Mariano Dannunzio que deberá abstenerse de acercarse a menos de 300 metros del domicilio y/o lugares en los que se encuentre la Sra. María Belén Galán […] Asimismo ordénese medida de no innovar respecto de la estadía de las menores, Renata Dannunzio y Allegra Dannunzio, debiendo permanecer las mismas junto a su progenitora en el domicilio de la ciudad de San Salvador de Jujuy».

En forma inmediata se produjeron pruebas que acreditaron en el mismo expediente la violencia denunciada. La psicóloga Alejandra Pugliese escribió el 23 de junio: “La señora describe situaciones cotidianas de la pareja en donde se infieren vivencias de violencia emocional y psicológica tales como: abuso verbal manifestados en insultos, humillaciones y posicionarla en una condición de inferioridad, aislamiento: evitar el contacto familiar y social, intimidación: el romper objetos materiales […] Factores que coayudaron al malestar emocional y situación de vulnerabilidad: Falta de redes de contención familiar y de pareja en su condición de embarazo doble. Falta de espacios de interacción y comunicación que derivaban en aislamiento. Desarraigo y contexto cultural diferente que provocó el desconocimiento de las instituciones y funcionamiento. Consentimiento desde operadores de justicia de la violencia psicológica. De acuerdo a lo observado se puede sugerir que se mantengan las medidas de protección y restricción”.

Y la asistente social Sara Vidaurre, el 3 de julio, firmó: «Vecinos del sector […] aluden que Belén llegó muy desmejorada, en su aspecto personal, aluden a problemas familiares. Ahora la observan que ha mejorado bastante, por estar con su familia. […] La Sra. Galán presenta indicadores de víctima de violencia familiar. […] Cabe destacar que las niñas reciben excelente trato por parte de su progenitora y de su grupo familiar de origen”.

Con Belén nos ilusionamos de ponerla a salvo. Pero la medida cautelar dictada en base a una situación de violencia económica manifiesta y una violencia psicológica e institucional acreditada en los informes del equipo interdisciplinario del Tribunal, se levantó ni bien llegó el exhorto que esperábamos de Mar del Plata, ordenando el reintegro de las niñas al padre.

Pero no adivinamos el desenlace en Jujuy.

Se discute el centro de vida de las niñas para definir qué juez decide sobre el cuidado personal de un niño, pero sabemos que dos niñas de un año y medio al cuidado exclusivo de su madre, en un departamento pequeño, tienen su centro de vida en ese vínculo, no en la ciudad que la tiene presa a su mamá, aislada, víctima de violencia.

El Código Civil hoy nos habla del cuidado personal compartido entre los progenitores, pero esa ley no se condice con la realidad social y familiar de nuestro país. Dannunzio no cambió un solo pañal de las mellizas y se desentendió de todas las tareas de atención de las niñas, hasta que echó a Belén de la casa y quiso “cuidarlas”, no porque ese fuera su deseo. Lo vimos en Jujuy en la audiencia. Las niñas son el botín de guerra, no importa si dejan de comer o están tristes por separarlas a ellas, una de la otra, o a ambas de la mamá; si se las lleva con llantos, o si ellas son testigos directos de la violencia que él ejerce sobre Belén.

Las niñas son el botín de guerra y con ellas puede someter, aislar, violentar a Belén; único deseo en esta batalla cruel que nos puso en el medio a los jujeños como testigos privilegiados de la injusticia inexplicable e infinita.

No tenemos claro cuánto más sufrirán esas niñas y su madre, cuánto tardará en reaccionar una justicia marplatense hecha de piedra, para que cumpla en vez de violentar la obligación estatal de prevenir, sancionar e investigar la violencia contra las mujeres. No lo sabemos, y nos duele en el alma tanta violencia y derrota, tanta injusticia.

Pero con Belén pensamos que a pesar de que cada vez que pide ayuda la situación se pone peor, y que sus niñas hoy sufren tanta violencia y desprotección, su vuelta a Mar del Plata es en otras condiciones. Y es lo menos gravoso. Vuelve con una sociedad que se conmueve con el sufrimiento a las que las someten. Es con un grupo de pibas (Mujeres Unidas en Lucha Jujuy) que con una movida en el Tribunal de Familia en Jujuy durante la audiencia llamaron la atención de todos, y pusieron su caso y el de tantas en debate; además de acobardar al Dannunzio violento, que solo se animó a salir cinco horas después y con custodia policial ordenada por el tribunal.

Y otra vez vemos que la protección al violento es directamente proporcional a la desprotección a la violentada y sus niñas. Y desde ya esas pibas pusieron sus cañones en una Justicia que reproduce la violencia sin pensar en esas niñas que dice proteger. Pura hipocresía. El Exhorto de Mar del Plata es pura hipocresía cuando habla de los derechos del niño, y cuando dice que Belén se quedó en Jujuy en infracción. Ella se quedó en Jujuy cuando una jueza lo ordenó.

Nuestro dolor hoy se transforma en lucha. Nuestra bronca se vuelve propaganda, grito y batalla. El llanto que sentimos nuestro, el de Belén y su niñas, interpela a toda una sociedad, al Estado y sus leyes. No nos atemoriza poner en debate lo que aparece establecido e inamovible. Las mujeres aprendimos hace mucho esto de hacer posible lo necesario.

Miramos para atrás y reafirmamos que lo que hicimos, aunque en el camino hayamos sufrido abandonos que no esperábamos, servirá para que Belén y sus niñas vuelvan a Jujuy, libres de violencia y lo antes posible. Y no por nada la Jueza Chagra expresa al enviar el expediente a Mar del Plata: “Sugiero que se proporcione asistencia psicológica a todos los integrantes del grupo familiar primario, y se analicen en profundidad los vínculos familiares sobre todo en punto a una eventual configuración de violencia de género, en cualquiera de sus modalidades y tipos, adoptando las medidas administrativas y judiciales que fueren menester para el resguardo efectivo de las niñas y la progenitora.”

*Abogada. Integrante de Mujeres Unidas en Lucha de Jujuy. 

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