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«Las aplicaciones y plataformas están diseñadas para que no las puedas dejar»

En diálogo con el sitio Multiviral, Esteban Magnani repasó el inicio de la Red de Redes y cómo pasó de ser un proyecto horizontal a uno manejado por un puñado de empresas. El licenciado en Ciencias de la Comunicación, además, describió la manera en que los dueños de las plataformas diseñan estrategias para mantener cautivos a los consumidores.

–Ya pasó más de medio siglo de la primera conexión entre computadoras. ¿Qué se puede decir de ese acontecimiento tan importante?

–Parecía algo de geeks, era todo muy tosco, escribieron un par de letras y se les colgó la maquina. Estaban ubicados en un contexto donde la gran ciencia tenía un lugar central, era parte del riñón de la competencia geopolítica en plena Guerra Fría. La llegada del hombre a la luna no era solamente la llegada del hombre a la luna, significaba la victoria de Estados Unidos.

–¿Qué se opinaba de internet por aquellos años?

–En ese momento internet no era un hito social y político, como después se fue transformando la red de redes. En esos primeros años no estaba la sensación de que iba a ser revolucionario. Cuando mirás los libros de ciencia de aquellos años sobre innovación en comunicación, los especialistas no lo veían en la web.

–¿Cómo era esa idea de horizontalidad que se le adjudica a los inicios de internet?

–Podías encontrar información en tablones, leyendo información a la que de otra manera no podías acceder. Es en ese momento cuando se da ese fenómeno de horizontalidad, de mucha gente trabajando mancomunadamente por objetivos que son beneficiosos para todos. Fue una era de mucha exploración, mucha participación. En ese momento las empresas no le daban mucha bola y no encontraban ahí su modelo de negocio.

–¿Cuándo cambió el rumbo?

–La burbuja del ‘puntocom’ explotó porque ninguna de las plataformas había logrado ganar la cantidad de dinero que se estaba esperando. Cuando los inversores se empiezan a dar cuenta de que no era redituable, entonces comienza la huida. Sólo sobreviven algunas. El caso más conocido es el de Google, empresa fundada en 1998 por Larry Page y Sergei Brin. Ellos tuvieron grupos de inversores bastante grandes, desde Amazon hasta la CIA.

–Ahí aparece el famoso algoritmo de Google. 

–El algoritmo de Google es bastante efectivo. Saben a quién venderle un whisky o una Coca. Es un sistema de datos mucho más efectivo que un sistema de encuestas con planillas, que siempre va a ser sesgado y va a llegar tarde. Mientras se procesa toda esa información, Google ya la tiene almacenada en sus servidores.

–Hay una idea de que esos tipos eran emprendedores que desde un garaje construyeron una empresa. ¿Qué hay de cierto en eso?

–No eran changuitos de Tucumán. Eran pibes que estaban en el corazón del imperio, tipos con acceso a la educación que tenían un plato de comida. Estaban en Sillicon Valley rodeados de un montón de gente con un montón de recursos, dispuestos a apoyarlos. Es un contexto con un darwinismo feroz. Sergei Brin y Larry Page estuvieron a punto de vender Google por 750 mil dólares. Era un país donde este tipo de proyectos eran funcionales a un modelo de desarrollo donde la CIA tenía la capacidad de invertir en 50 tipos a ver cuál les daba lo que en ese momento necesitaban.

–El Estado siempre estuvo presente…

–Todo lo que tiene tu celular no lo desarrollaron ni Steve Jobs ni Apple ni Microsoft. La pantalla es un desarrollo del aparato militar estadounidense, el GPS también. Son investigaciones básicas desarrolladas por un puñado de empresas con apoyo del Estado.

–¿Qué tan importante fue la aparición de Julian Assange y Edward Snowden?

–El personaje más conocido es Assange, que decía «guarda que está pasando esto». Assange parecía un loquito, un mitómano; siempre fue muy exagerado, no es un tipo que resultara confiable. Cuando apareció Snowden y dijo ‘acá están las pruebas, esto es lo que se está haciendo con las redes sociales, presten atención’, ahí nos dimos cuenta de la magnitud del descontrol.

–Se habla de la adicción que generan las redes sociales. ¿Eso es cierto?

–Vos sabés que la Coca Cola y las papas fritas son ricas pero si las comes todos los días te hacen mal. Lo mismo pasa con las aplicaciones y las plataformas, que están diseñadas para que no las puedas dejar. Hacerlo requiere de una fuerza de voluntad muy grande. Netflix descubrió que tardamos 5 segundos en apagar la tele, entonces te pone más rápido el próximo capítulo para hackearte el cerebro y que no lo puedas dejar.

Entrevista: Mariano Quiroga, en Multiviral

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