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Un grupo de vecinos que viven en las 47 Hectáreas de Alto Comedero reclaman soluciones y piden una reunión con el gobernador Gerardo Morales por el estado deplorable de las viviendas que construyó la Organización de Desocupados Independiente de Jujuy (Odij), que lideran los ahora oficialistas Emilio Cayo y José Luis Bejarano. También demandan por el pago de las cuotas.
Una de las mujeres que habló con la prensa pero que se prefirió no identificarse por temor a represalias, relató: «Las viviendas las construyó la Odij de Cayo y Bejarano; ambos se comprometiron a ayudanos pero desaparecieron. Las casas fueron entregadas el año pasado, pero fueron construidas hace más de cinco años: estaban abandonadas, sucias y llenas de escombroa. Así nos las entregaron”.
Son cerca de 350 casas que entregó la organización luego de hacer un acuerdo con el gobernador Gerardo Morales.
Cayo es diputado provincial, lugar al que llegó com integrante del Frente Unidos y Organizados (Fuyo), pero desertó del bloque y ahora es parte del oficialismo. Bejarano, en tanto, hizo un camino similar como concejal de San Salvador de Jujuy. Ambas deserciones se concretaron durante el acampe de la Red de Organizaciones Sociales en la plaza Belgrano, en los primeros meses de 2016.
En enero de 2016, el gobernador hizo un acuerdo con la Odij, que por su parte abandonó la Red de Organizaciones Sociales.
Las mujeres que reclaman por las viviendas denunciaron que después de vivir allí algunos meses empezaron a recibir las facturas del Instituto de Vivienda y Urbanismo (Ivuj) para abonar las cuotas de las viviendas, de 800 pesos mensuales. «No podemos pagar esa cuota, porque esas casas tiene menos valor de lo que dice el estado», afirman.
Pero lo más preocupante es que, según describieron, las casas no tienen vidrios, las cañerías están rotas, las columnas y las vigas están mal hechas. Y aseguran que tienen pruebas de esto.
Y el problema no está solamente adentro. En el barrio no hay alumbrado público, no llega el transporte público y frente a las viviendas hay un baldío que nunca fue desmalezado y está lleno de insectos y bichos.
Marcela Luera es otra de las vecinas del barrio. «Las casas están en malas condiciones, con las paredes rajadas, los techos no están bien terminados y los pisos están desnivelados”.
