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Un grupo de enfermeros y enfermeras realizó esta mañana una protesta en la puerta de la casa de gobierno para reclamar elementos de protección y llamar la atención sobre la gran cantidad de trabajadores del sector que se han contagiado de coronavirus. Denuncian además que se demoran en entregarles los resultados de los hisopados, con lo que algunos pasan horas trabajando sin saber que son positivos y, por lo tanto, contagiando a sus compañeros.
La protesta incluyó un «encadenamiento simbólico» en la reja de la Casa de Gobierno de uno de los enfermeros, de apellido Vega, que se desempeña en el área de Salud Mental del hospital Gallardo de Palpalá.
«Nos dan dos batas por turno. Hacemos guardias de 24 por 8. Pero cuando uno sale de la pieza con covid tiene que desechar la bata. Te ponés la otra y el paciente te llama porque necesita ir al baño, no te espera. Entonces uno en la noche tiene que entrar dos, tres veces. Y nos dicen que esa bata nos tiene que durar toda la noche», describió Vega en diálogo con El Submarino Radio (FM Conectar 91.5).
«Que el gobierno por favor nos dé más insumos. Tenemos las batas que están transparentes ya», pidió Vega.
La cuestión de las batas es apenas un ejemplo de las condiciones precarias en las que están enfermeros y enfermeras de toda la provincia. Con el sistema desbordado y turnos extensos de trabajo, los contagios se multiplican. Lo peor: la incertidumbre.
«A unos compañeros les han hecho el hisopado y supuestamente al día siguiente tenían el resultado, pero los supervisores les han hecho trabajar el turno de la mañana y recién terminado el turno les dijeron que eran positivos», relató una enfermera que acompañó la protesta.
En su caso, fue contratada para trabajar en el hospital de campaña, pero un mes atrás la trasladaron al San Roque porque faltaba personal. «Vinimos entre 20 y 30 enfermeros, y aun no siendo terapistas nos metieron ahí. Ahora la mayoría de mis compañeros son positivos, habremos quedado cinco o seis, nada más», contó.
La mujer no pudo contener el llanto mientras continuó con su relato: «A mí me dijeron esta mañana que dio negativo el segundo hisopado que me hicieron, porque yo estuve trabajando con todos los positivos. Ahora me estoy aislando sola, me fui a alquilar para no contagiar a mi familia».
La precariedad no es solo sanitaria. Tampoco están cobrando lo que les corresponde. A los contratados les pagaron desde mayo apenas un adelanto de 16 mil pesos, sin recibo, sin que puedan saber qué están cobrando. Para otros, el sueldo básico es de 25 mil pesos. En la mayoría de los casos, están a la espera del pase a planta. «Hay algunos que son muy buenos y no llegan a los cinco años. Pedimos que incorporen desde un año de trabajo», indicó Vega.
«El covid nos está venciendo. No quieren hisopar porque si salen positivo no van a tener cómo cubrir. Lo que les importa es tener cubierta la sala. Pero nuestros compañeros se están muriendo», clamó el enfermero palpaleño.
Claro que no todos se animan a dar su nombre. También los afecta el miedo a las represalias. «Con este desborde los enfermeros se están agotando. Trabajan 8, 16 horas, en terapia intensiva, con estrés, les alta el aire, no respiran bien, no se alimentan bien. Pero vienen porque si no les dicen que hacen abandono de persona», describió otra de las enfermeras presentes en la protesta.
«Psicológicamente están mal, con mucho desequilibrio emocional. No pueden ver morir tanta gente, tienen miedo de contagiar a su familia. Ya murieron dos enfermeros. ¿Qué estamos esperando? No podemos ser cómplices de la mala política de salud. Tienen que traer gente de otra provincia. ¿Por qué no capacitan? ¿Por qué no dan un sueldo digno? Es una burla. Ya no vamos a ser cómplices», advirtió la mujer.
