Los 23 de agosto, el pueblo se moviliza

Por Aníbal Massaccesi, abogado. El 23 de agosto los jujeños festejamos “el Éxodo Jujeño”, nuestra gran gesta histórica en la conformación de la República Argentina. La población hace el inconmensurable sacrificio de abandonar su tierra y lo poco mucho que tiene. Hay que quemar todo. No hay que dejarle nada al poder colonial que pueda aprovechar para la reconquista. De ahí en más, parece que se hizo carne y habito que el sacrificio lo hace el pueblo. Claro que hay causas que lo valen, líderes que encarnan los intereses populares y otros no.

El ajuste a costa de las clases populares en manos de CEOs -que representan intereses extra nacionales- no prospera en la generación de acompañamiento popular. En caso de disentir, confrontar el resultado de las últimas elecciones primerias en Jujuy. Hoy seguimos debatiendo de como liberarnos del poder. Ya no es el mismo, mutó y con él las luchas.

En el siglo XX se agrega la lucha por la igualdad. Termino vapuleado por la ideología conservadora como parte del relato “K”. La política económica y social del actual gobierno levanta las banderas de los 90 con un discurso maquillado. La flexibilización laboral y la reforma jubilatoria son necesarias para las inversiones y generación de empleo, dicen. Experimento fracasado que culminó con los levantamientos populares del 2001 y la consecuente crisis política y económica.

Las fotografías e imágenes televisivas de la importante movilización del 23 de agosto de la CGT en Bs As nos muestran –nuevamente- al pueblo movilizado. Los trabajadores con sus familias. El reclamo es otro, “trabajo digno y salario justo”. Los líderes también son otros con otras problemáticas y complejidades. El triunvirato que dirige la CGT no se mostró unido. La ausencia de Héctor Daer -en el palco- es sobrada muestra. Marcharon también las dos CTA -con Hugo Yasky y Pablo Micheli- organizaciones sociales y algunos referentes políticos. El único orador Juan Carlos Schmid que anunció la convocatoria a un Comité Central Confederal (CCC) para el 25 de septiembre donde se evaluará la posible convocatoria a un paro general. La fecha “coincide” con la muerte de José Ignacio Rucci.

Cinturear la medida de fuerza –reiterada acusación a la CGT en estos tiempos- se hará difícil para el triunvirato. La participación de una multitud de delegados gremiales sería el escollo. La fecha es clave. Poco menos de un mes antes de las elecciones legislativas del 22 de octubre de 2017. Si bien el orador se ocupó de despegarse de todo partidismo electoral, la cercanía a las elecciones tendrá su efecto en el sufragio que beneficiará a unos o a otros. Todo depende de la convocatoria que se logre. Las ausencias y presencias políticas también marcan la cancha. Claro que los partidarios de “el cambio” No estuvieron presentes. Tampoco Ramón Ayala -representante de las 62 organizaciones- que reiteró su compromiso con las políticas económicas y sociales de “Cambiemos”. Referentes del kirchnerismo y del frente de Izquierda de los trabajadores No faltaron. Jorge Taiana, Héctor Recalde y Axel Kicillof por los primeros y Nicolás del Caño y Myriam Bregman por los segundos.

Las expresiones del presidente de la nación Mauricio Macri y su ministro de Trabajo Jorge Triaca, afirmando que el paro no resuelve los problemas, da cuenta que superar “la grieta” es mucho más que buena voluntad para lograr puntos de encuentro. En este último año y medio el límite al poder neoliberal NO vino del congreso de la nación ni mucho menos de la mano del poder judicial. Es nuevamente el pueblo movilizándose en el espacio público y sin salida institucional.

Las movilizaciones en contra de los tarifazos y el fallo de la Corte que beneficiaba con el 2×1 a genocidas son los más memorables. La discusión del derecho de protesta y huelga frente a la represión está a la vuelta de la esquina. El primer “ejercicio” se dio con los trabajadores de Pepsico.

El disciplinamietno del poder ejecutivo nacional no se hizo esperar. Mauricio Macri separó al Superintendente de Servicios de Salud que controla los fondos de las obras sociales –primera fuente de financiamiento de los sindicatos- y al viceministro de Trabajo. No se puede soslayar la diferencia de los reclamos de los trabajadores de hace poco más de un año y medio atrás. La eximición del impuesto a las ganancias se imponía como reclamo primero –reclamo justo si los hay-.

Hoy se retrocede en la lucha para sostener la vigencia de los convenios colectivos, la No intervención de los sindicatos, la No flexibilización laboral. En nuestra provincia de Jujuy la lucha por los derechos laborales parece más menguada en los reclamos y en la convocatoria. Pero no por eso menos valiosa. Cada feudo con su problemática vio. Los gremios estatales y privados realizaron una radio abierta y volanteada en plazoleta Eva Perón, en apoyo y acompañamiento a la movilización de la CGT.

El gremio de Adep -maestros de inicial y primaria- denuncia que el gobierno provincial no cumple con el decreto que establecía el premio por asistencia perfecta y la recomposición salarial del 25% para el segundo tramo del año. La medida de fuerza espera el vencimiento de la conciliación obligatoria el 30 de agosto. El gobierno se mantiene en su oferta del 10% en dos cuotas. Situación similar vive Apuap –asociación de profesionales universitarios de la administración pública- con quienes se acordó el incremento por el pago por título en un 25% y un sistema de módulos que se llama Asignación por Desempeño.

¿Porque razón la escasa movilización en Jujuy? Como en casi todo, la respuesta es múltiple y con causas diversas. Importantes niveles de desocupación y marginalidad. Una gran cantidad de trabajadores son cuentapropistas informales, ajenos a la flexibilización laboral, los convenios colectivos y jubilaciones. Los gremios antes nombrados son trabajadores estatales diezmados hace décadas en la flexibilización laboral. En estos casos el empleador precarizante es el mismo Gobierno provincial y esta difícil que se controle -y sancione- a sí mismo. Además, tiene la cobertura judicial, sus propias normas y su propio fuero -o jueces-. Los trabajadores no estatales, en relación de dependencia son relativamente pocos.