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“Esto está fogoneado por el radicalismo”, aseguró a El Submarino Raúl Ortiz, secretario general del Sindicato de Empleados y Obreros del Azúcar del Ingenio La Esperanza, en relación a la medida de fuerza que lleva adelante un reducido grupo de trabajadores encabezados por José María Castrillo, extitular del gremio.
Cerca de una decena de trabajadores están hace casi una semana en huelga de hambre reclamando por una mejora en la recomposición salarial. Castrillo, que perdió las elecciones del gremio, explicó que están en desacuerdo con las paritarias arregladas por el sindicato. “Nos meten las manos al bolsillo; el sindicato tiene que ir a paritarias con el aval de la asamblea, pero ellos fueron solos y volvieron con el acuerdo firmado”, dijo días pasados Castrillo.
Ortiz, por su parte, explicó que el arreglo al que llegaron aún no fue homologado, aunque aclaró: “El tramo se hizo como en todos los ingenios. Siempre se arregló la paritaria de esta misma manera”, y agregó que desde el sindicato les están pidiendo a los empleados rebeldes que vuelvan a trabajar. “Si no lo hacen es por capricho o por interés personal de este señor. Si quiere el sindicato, que espere y se postule”, afirmó.
El sindicalista advirtió que los asesores legales del grupo de Castrillo son el diputado provincial radical Fabián Tejerina y Enrique Waisneider, por lo que, interpretó, “esto está fogoneado por el radicalismo”.
Sobre la posibilidad de que la actitud de este grupo de trabajadores provoque medidas por parte de la empresa, Ortiz aseguró: “No vamos a permitir que los despidan, pero entendemos que ya se les notificó que se presenten a trabajar y no quieren”.
Relató además que se hizo presente en el lugar la diputada provincial por Unidos y Organizados Milagro Sala. “Intervino, intercambiamos opiniones y le manifestamos que vamos a resguardar la fuente de trabajo de los compañeros”, indicó Ortiz.
“A los trabajadores cosecheros les garantizamos los diez meses de trabajo. Eso lo logramos en nuestra gestión. Cuando Castrillo estuvo en el sindicato, hizo la peor gestión, hubo quinientos despedidos. Hoy con él hay seis personas y yo tengo mil doscientos afiliados”, señaló, y marcó una diferencia: “Nosotros en La Esperanza no tenemos un dueño, como otros ingenios. Y tenemos un básico mayor al de Ledesma y La Mendieta. Los otros ingenios pueden pagar como sean sus posibilidades, pero nosotros estamos buscando un nuevo inversor que compre, y para eso se está trabajando”.
